1. Descubriendo por primera vez los aseos públicos.


    Fecha: 28/11/2019, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Danisampedro91 , Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

       Ya había comenzado la liga de futbol ese año, y en unos días comenzarían de nuevo las clases en el instituto. Ese primer domingo de liga, había acudido al futbol con mi padre, a ver en Riazor, a nuestro equipo el Deportivo de La Coruña.
    
       El partido como solía ser costumbre en aquella época, empezaba a jugarse a las 4:30 de la tarde, por lo que a las 6:15 más o menos, estábamos saliendo del estadio, estadio de Riazor, en La Coruña. Caminaba junto a mi padre hacia la plaza de Pontevedra, en la plaza de Portugal, cruzamos hacia el Playa Club, bajamos las escaleras que llevan al paseo de la playa de Riazor. Allí nada más bajar las escaleras, están los aseos públicos de la playa. 
    
       Mi padre como otros muchos que salíamos del fútbol tuvo que entrar en los aseos a orinar. Mientras el entraba a mear, yo me quedé esperándolo en la puerta de los aseos, debía haber mucha gente porque tardó un poco en salir. 
       Mientras estaba esperando a que saliera mi padre, un señor de más o menos su misma edad, desde la puerta se puso a hacerme insinuaciones para que entrara, eran insinuaciones de carácter sexual, o al menos así las interpreté yo, y es que no dejaba de echar mano a su entrepierna, tocando aquel paquete que se le abultaba, y con la cabeza señalaba hacia los retretes, y me decía que entrara. Ven, no tengas miedo. 
       Yo que desconocía que allí en los aseos sé pudiera hacer aquellas cosas, además de ponerme rojo de vergüenza, aquellas insinuaciones, me estaban empezando ...
    ... a excitar de tal manera, que mi pobre polla no paraba de crecer, notándose el abultamiento en mi pantalón. 
       Como era posible que estuvieran haciéndome insinuaciones de carácter sexual, allí a la puerta de los aseos, mientras esperaba a que saliera mi padre. Estaba alucinando y no terminaba de dar crédito a aquello.
       En esos precisos momentos en los que el hombre aquel terminaba de volver a hacerme las claras insinuaciones, salía mi padre.
       Vamos, dijo mi padre, saliendo y encaminándonos ambos hacia la plaza de Pontevedra. Al llegar a dicha plaza, el tomaba rumbo hacia la calle de los vinos, quedándome yo allí en la parada del autobús, de la plaza de Pontevedra. 
       ¿No quieres venir? Me preguntó.
       No, le contesté, me están esperando los amigos.
    
       Bueno, pero no llegues tarde a casa, ¿eh?    
    
       Sí, le contesté moviendo la cabeza en señal de afirmación.
    
       Reanudó la marcha en dirección a la calle de los vinos, mientras yo quedaba allí en la parada. Mientras esperaba el autobús, la cabeza me daba vueltas y más vueltas, lo que me había pasado en los aseos públicos, mientras esperaba a que saliera mi padre, no me salía de la cabeza, aquello me había excitado de tal manera, que me había revolucionado las hormonas. Cada momento que pasaba, estaba más empalmado.
       Viendo como mi padre ya llegaba a la calle San Andres, cogí y volví a ir hacia la calle Rubine, encaminándome de nuevo hacia los aseos de la playa, donde hacía un momento, aquel hombre me había ...
«1234»