Mi hijo bisexual 1 - Relatos Eróticos

Mi hijo bisexual 1

... el beso se hacía eterno, mi bóxer voló por los aires y también su tanga, ambos desnudos en la cama, me fui acomodando para quedar entre sus piernas pero no intente penetrarla aun, mi verga pedía a gritos entrar en esa piba, pero me contuve, no tengo una verga descomunal, no, con 17 cms a tope está dentro del promedio, nada exagerado, lo que si me enorgullece es el grosor, con casi 6 cms y un glande algo más grueso y si sumamos las venas que aparecen cuando realmente estoy muy excitado la hacen parecer más de lo que es, pero en un momento de lucidez supuse que tal vez sería mucho para querer entrar de una en la pequeña Vero, y digo pequeña porque solo media 1,50 mts, contra mis 1,85, así que fui besando su cuello y bajando chupe sus tetas unos momentos y continúe bajando mi lengua recorrió su ombligo y ella contorneaba su cuerpo, abrió más las piernas sabiendo lo que vendría y hundí mi cara en su conchita, por favor, una delicia, su forma casi perfecta, apenas un poco abierta, sus labios juntos casi pegados invitaban a abrirlos y así lo hice, mi lengua se movía como loca recorriendo todo, ella empezó a moverse rítmicamente, mi lengua y mis labios se apoderaron de su clítoris y un dedo indiscreto fue entrando en su cueva, húmeda, caliente, no encontré nada mientras logre meter todo mi dedo en su interior, bien, por lo menos no era virgen, seguí lamiendo y succionando hasta que note que venía su orgasmo, no se cuánto tiempo estuve lamiendo y moviendo mi lengua, pero ...

... realmente disfrute cada segundo de su conchita, ahora si ya era hora de la penetración y al ir subiendo también besando todo su cuerpo apoyé mi glande en su concha, la verdad es que me hubiese encantado que ella quisiera devolverme el favor oral que le hice, pero como no dio indicios de querer hacerlo decidí ir directo y no pedir nada, no tenía miedo a una enfermedad ni nada de eso, pero un embarazo no deseado era probable y mordisqueando su oreja estire mi mano hasta la mesa de luz y tomé un forro.
-	No hace falta – me dijo sacándomelo de la mano – yo me cuido con pastillas
-	Muy bien, mucho mejor – le dije – me encantaría penetrarte y sentir todo tu interior.
Apoyado mi glande otra vez empecé a empujar, estaba muy estrecha aunque estaba ingresando sin problema, pero al entrar solo la cabeza de mi verga ella, resoplo e hizo una mueca.
-	Es grande – dijo tratando de mirar
-	Tranquila, lo haremos despacio y sin apuro – le dije levantando su cara y besándola.
Otra vez empuje un poco y al ir entrando en su apretada concha, ella hacia gestos como mínimo de incomodidad, y era de esperar se sentía extremadamente estrecha, casi cerrada, no era virgen, tomaba pastillas, deduje que ya era común tener sexo para ella, pero parecía una inexperta, solo estaba quieta recibiendo mi verga en su interior, no se movía mucho y lo poco que hacía era tratar de acomodarse para, tal vez, que esa incomodidad fuera menor, mi verga estaba entrando en ese ceñido canal, se sentía caliente, húmedo pero ...