1. El hijo del Mayoral


    Fecha: 19/12/2019, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Anonimo83, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Hola gente este es mi primer relato, es real y quiero que lo disfruten tanto como yo cuando se lo cuento a alguien en persona. 
    Empezaré por decirles que esto me sucedió cuando recién cumplí los 15 años. Mi nombre es Alejandro, actualmente tengo 39 años y vivo en la CDMX, soy diseñador industrial, trabajo para un corporativo.  Soy moreno, alto y de cuerpo bien definido, no soy super guapo pero sé que tengo lo mío, ya con 15 años había experimentado masturbarme, había tenido un momento erótico con un compañero de secundaria y por ende sabía que me gustaban los hombres. Siempre he sido muy deportista (creo que por eso siempre he tenido un cuerpo marcado), como vivía en el rancho de mis abuelos siempre hice trabajos fuertes que también me ayudaban en lo físico. En fin, esto que me pasó fue a mediados de diciembre del mismo año en que ingresé al bachillerato, pero yo hubiera deseado que pasara unos meses atrás. Santiago (el hijo del mayoral) llegó a vivir al rancho vecino a principios de agosto y era el chavo más guapo que yo hubiera visto hasta en ese momento, me tomó unos días para saber su nombre, a él no le costó nada hacerse amigo de mi primo e ir todas las tardes a jugar fútbol al campo del pueblo. Finales de agosto, principios de semestre y yo batallando para adaptarme a la prepa y extrañando ir a las retas de fútbol también. Pasaron los días y poco a poco me iba acoplando a la escuela, a mis nuevos horarios, así que de vez en cuando me iba a las retas de fucho, eso era ...
    ... lo mejor del día; ver a Santiago correr, sudar, y de vez en cuando sentir el choque de nuestros cuerpos al enfrentarnos. Santiago en ese entonces era un monumento, un tipo de 1.90 de altura, de raza afro, cabello rizado y negro, unos brazos hermosos, las piernas más hermosas que puedan imaginar, la pompas de millón, el abdomen ridículamente tallado en cuadros y esa cara de ángel, los ojos melancólicos, la nariz respingada y un tanto tosca, labios que parecían pedirme que los besara en ese momento. Todo él era motivo de mis más bajos deseos, aunque yo para él fuera solo el primo de su amigo y uno más del grupo de chavos de las "retas". Cada día llegaba a mi casa, me quitaba el uniforme escolar y me ponía un short y una playera, tenis y a hacer tareas, comer y esperar la hora de ir al campo; muchas veces le veía pasar frente a mi casa en su bicicleta ya rumbo a las retas y yo salía para tratar de hacerle plática e irnos juntos, pero como siempre, me veía, me hacía un gesto de saludo y seguía su camino. Ya seee, triste y nada alentado... Así pasó agosto, septiembre, octubre y noviembre. Pero todo cambió a principios de diciembre ya que mi primo (su mejor amigo) se enfermó y dejó de ir al campo por una semana, a lo que él se me acercó a preguntar por mi primo, todos los días de esa semana. Lógico yo era el más feliz de darle los por menores, pero todo ello en el regreso a casa, de alguna manera u otra me las arreglaba para poder hacer que caminara a mi lado y no se fuera montado ...
«1234...»