El jaripeo. - Relatos Eróticos

El jaripeo.

Por mi escasa edad, mi deseo primordial era jugar y ocupado en eso, no pensaba mucho en todo lo demás, sin embargo, se presentaban circunstancias que me hacían recordar los otros buenos ratos que tenía relacionados con el sexo, obviamente, despertando mi deseo de seguir teniendo ese tipo de experiencias, sobre todo con Hilario que, aunque con sentimientos encontrados de qué y cómo hacerlo, no dejaba de desearlo. No era cuestión de haber estado enamorado de él o algo así puesto que aún era muy chavo para tener ese tipo de sentimiento, más bien se trataba de hacerlo y nada más.
Uno de los juegos era hacer un jaripeo con los marranos, los lazábamos para mantenerlos quietos y poder montarlos, debíamos mantenernos montados el mayor tiempo posible sobre el animal que, sin ningún tipo de amarras, corría sin rumbo y los demás corríamos tras de ellos haciendo una gran algarabía. No faltaba algún adulto que nos gritaba todo tipo de insultos a los que simplemente no hacíamos caso. Otro “juego” era coger o “cochar” como allá se decía, con varios tipos de animales, desde burras, marranas, chivas y hasta gallinas. Como yo ya sabía lo que era coger con humanos, para nada se me antojaba entrarle a ese juego y luego de ver algo, me salía del grupo.
Sería porque no había tanto espacio en las casas como para tener recamaras propias y se dormían padres hijos y hermanos en el mismo espacio que solían ser cuartos grandes donde acomodaban varias camas o hasta en petates dormían algunos y los ...

... padres ahí mismo “cochaban” ya cuando se suponía que todos estarían dormidos. No siempre era así y los niños se enteraban de las actividades nocturnas de sus papás, lo que traía como consecuencia que los vástagos sabían de eso a muy temprana edad.
En cierta ocasión se apartó conmigo otro niño de mi edad que le decían “el grillo” y nos quedamos sentados en unas grandes piedras que encontramos y me pregunta: 
- Y por qué no te gusta cochar?- 
-Si me gusta y mucho, me encanta, pero no con animales- le contesté con un aire de sabelotodo- Prefiero cochar con una mujer o con un hombre-
Abriendo tamaños ojotes me reclama - Con hombres?-
-Si, con hombres, nada tiene de malo- le contesté con cierta intención.
-Todos lo hacen en todas partes, en las ciudades en las parcelas, en el monte y aquí en el rancho también, así como ves que les gusta a la raza cochar con los animales, así les gusta a los hombres y a las mujeres, se siente mejor-
-Tú ya lo has sentido- me preguntó aún con los ojos bien abiertos.
-A poco tú no,  no se lo has metido a una gente, a un compañero de la escuela?,  tampoco te lo han metido?-
-Noooo!, capaz de que mi papá me muele a palos, nooo-
-Pos no se lo digas a nadie, todo esto se queda con uno, por eso no se sabe mucho de esto, lo saben solamente los que lo hacen, bueno, los que lo hacemos, todo es secreto, apoco has oído a tu papa que diga “a mi vieja me la coché de esta forma” o “ya me coché a mi comadre” o “a mi compadre”, no, esas cosas no se dicen ...