1. Venancio, el viejo tendero 2.


    Fecha: 02/01/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Danisampedro91, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... dedos. 
    
       ¿Qué es? Le pregunte.
      No temas princesa, solo es queso para untar Philadelphia. Así nos servirá para lubricar y de paso comerte ese culito divino que tienes y me vuelve loco.
      Me untó el ano, y polla y huevos. Incluso con 2 de sus dedos, introdujo de aquello en mi agujerito.
       Cuando hubo terminado, dejó la tarrina en la mesilla, luego se subió a la cama, y levantándome un poco por la cintura, me hizo abrir las piernas, para empezar a lamer todo mi culito.
       ¡Ohhh dios! Que pedazo de lengua que tenía el viejo Venancio. Lamía desde los huevos, recorría todo el perineo, y luego con la punta de la lengua, la introducía en mi agujerito. 
       ¡Ay dios mío! Aquella tortura que estaba sufriendo, me hacía agarrar la almohada fuertemente con las manos, hundiendo mi cara en la misma mientras gemía de una manera desesperada. El viejo tendero sabía hacerme gozar como nadie nunca lo había hecho. Me hacía gemir sin parar, y aquello me estaba volviendo loco de placer.
       Después de estar un buen rato sufriendo aquella maravillosa tortura, me hizo dar la vuelta en la cama. Me hizo subir un poco más hacia la almohada, luego me mandó flexionar las piernas, y abriéndolas todo lo que pudo, se apoderó con su boca de mi pequeña polla, chupando la misma como si fuera el mejor de los manjares. 
       ¡Dios! La metía toda en la boca y succionaba sin parar. Hasta parte de los huevos se metía en la boca.
       Yo le agarraba la cabeza y no paraba de dar gemidos y retorcerme de ...
    ... placer. ¡Ohhhhhh! Me vas hacer correr otra vez, le decía entre gemidos. 
       Así mi princesa, gime y disfruta que esta noche quiero que goces como nunca. Quiero gozar de tu cuerpo, y quiero llenar este lindo culito con mi leche durante toda la noche. Ay, Cuantas veces he deseado tenerte así. Cada vez que te veía, deseaba tener tu culito y poder meterle mi polla y hacerte gemir de placer, princesa, tienes un culito que me vuelve loco.
    
       Después de un buen rato comiéndome la polla y huevos, y haberme lamido por todas partes, me volvió dar la vuelta y dejándome boca abajo, se echó sobre mi espalda, metió sus brazos por debajo de los míos a la vez que colocaba sus manos sobre mi nuca, haciendo que no me pudiera mover. Me ordenó entonces que levantara un poco el culo, a la vez que lo hacía, él me iba encajando su polla en la entrada a mi culito.
       Poco a poco me fue metiendo su larga polla, y cuando ya la tenía dentro, empezó a moverse, metiendo y sacando la polla en mi culito.
       ¡Ohhhhh	! Princesa que culito calentito y apretadito tienes, ¡ohhhhhhh! Como me gusta, hoy te voy dejar preñado princesita.´
       ¡Ohhhhh dios mío! Aquel ritmo lento y sin pausa, me estaba volviendo loco. Cada vez que aquella polla me rozaba la próstata, me hacía llorar de placer, y mi pobre polla no dejaba de estar goteando semen de manera continua. Como podía follar alguien de aquella manera tan maravillosa, y dar tanto placer, que no podía  parar de gemir. ¡Ahhhhhh! Como me gustaba aquello, bendita ...
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