a) La visita de Rafael
Fecha: 22/11/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... gran alivio, el mismo problema debía tener mi hermano que hizo lo mismo.
-Creía que reventaba, vamos a mirar un poco la tele, ¿no tenéis algo para beber? -miré en el frigorífico, J.C. lo tenía bien surtido de cerveza, abrí una botella y la puse en un vaso para llevársela.
-La última, hoy no bebes más. -se había quitado la ropa y solo tenía la camisa y un bóxer de color granate, al movérsele los faldones de la camisa se le veía notorio el bulto de la entrepierna.
-Siéntate a mi lado. -hice lo que me pedía y comenzó a beber mientras veíamos la película que daban, empezó a acariciarme el cuello queriendo tumbarme sobre él.
-Para, deja de tocarme. -llevó la mano a mi oreja sin atenderme lo que le pedía y comenzó a acariciarme el lóbulo, y esa parte del cuello donde sabe que escondo mi debilidad más sensitiva.
Me sujetó la mano dejando el vaso con la cerveza y me la llevó al bulto que había aumentado de tamaño, la dejé quieta y él me apretó para que sintiera el calor que desprendía.
Tenía dura la polla, aquella verga que aún recordaba como sabía en mi boca y el placer que daba a mi culo, moví ligeramente la mano y pegó un suspiro.
-Así hermanito, se bueno y obediente como siempre has sido. -pasé la mano sobre ella y se levantó para quitarse el calzoncillo y la camisa quedando desnudo.
Volvió a sentarse y cogerme la mano para que le agarra el pene, me era imposible negarme y lo sujeté sintiéndolo suave, caliente y duro, húmedo en la punta.
-¿Te gusta?, ...
... ¿lo recuerdas? Él nunca te ha olvidado.
-Sí, me encanta lo suave y dura que se siente.
-¡Qué rico Alonso!, ninguno me lo toca como tu.
A la vez que le acariciaba el pene él suspiraba y me apretaba contra el pecho, ahora totalmente desarrollado y cubierto de vello negro, los hombres de mi familia eran muy peludos los cuatro. Dejé de tocarle para olerme la mano, para terminar de darme cuenta que no había olvidado su embriagador olor, su fragancia de macho seguía atormentándome.
Le masturbé con suavidad la verga y gemía y suspiraba.
-Aprieta más fuerte, dale caña hermanito, no tengas miedo de romperlo, me tienes loco putito mío. -me sonreía de forma pícara sabiéndome vencido a sus deseos y le doy un beso en cada mejilla para pasarle la lengua por los labios rojos y abiertos para respirar entrecortado.
-Ahora chúpamela, me volvías loco, quiero volver a sentir tu boquita. -me incliné y tomé su rica polla entre mis labios, él me empezaba a desnudar sin mucha prisa.
-Muévete, deja que te desnude, ¡Ummm! Que piel tan fina. Te quiero hermanito, no puedo olvidarte.
Me ayudaba a que me moviera, siempre con la intención de dejarme desnudo hasta conseguir que quedara como estaba él.
-Vamos a la cama, allí nos moveremos mejor. -intenté resistirme buscando en mi el recuerdo de mi amado.
-No, no puedo, ahora está Juan Carlos.
-No le importará, él sabe que hemos follado, no hagas que te lo ruegue. -le seguí cuando tiró de mi brazo y me puso de pie, llegamos a ...