El semental de confianza -4 (Final)
Fecha: 22/11/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... Ramón se recostó sobre su espalda, trayendo consigo a Claudia, que dejó caer su cuerpo para quedar completamente empalada por el albañil.
Claudia gozaba más que Ramón, repujando sus nalgas y moviéndolas en forma circular sobre la cadera del garañón, mientras el sentía en su pene el perfecto acople de su deseada cavidad anal, caliente, uniforme y sin barrera alguna que los incomodara. Como sus hermanas y su madre, estaban hechas a su medida.
“¡Te quiero culear de perrito muñeca!”, dijo Ramón, “¡tal y como nos interrumpieron la última vez!”
Sin permitir que saliera el pene de su ano, ayudada desde luego por Ramón, Claudia comenzó a deslizarse hacia el borde de la gigantesca cama. Se pusieron de pie, y luego ella se arrodilló. Ramón la tomó de las caderas y comenzó a darle, duro, firme, hasta que no podía penetrarla más, haciéndola gemir en indescriptible pasión mientras ella acariciaba su clítoris, hecho una sopa.
“¡Inúndame, lléname de ti!”, grito Claudia al sentir su orgasmo llegar. Ramón aceleró un poco su bombeo y, entre gritos de ambos, comenzó a liberar su abundante carga dentro de la bella Claudia, quien, repujando su trasero contra él, se aseguró que el semen quedara bien sembrado en sus entrañas.
“A tu hermana me la cogí un chingo de veces en un solo día. A ver cuántas veces te puedo coger”, dijo Ramón.
“¡Las que quieras mi amorcito!”, contestó Claudia.
“Tus hermanas quieren que me las coja a las tres juntas”, agregó el albañil.
“No sé”, ...
... contestó Claudia. “Sé que no estoy tan buena como ellas”, dijo, compadeciéndose de sí misma.
“Tus hermanas se besan y se maman como lesbianas. Yo creo que si son… ¡nomás las vieras! Había momentos en que yo salía sobrando”, agregó.
“¿De veras?”, preguntó Claudia, con tono de incredulidad.
“Si mamacita. Y tu mamá también”.
Ambos se recostaron. Ramón comenzó de nuevo a acariciarla mientras ella lo besaba, agradeciéndole su erótica hazaña.
“Me hace falta un novio”, dijo Claudia. “Quiero tener a alguien que me coja como a Patty”.
“¡Falta de confianza mi reina!”, contestó Ramón.
A su relativamente madura edad, Claudia había descubierto los encantos del sexo. El tiempo que Ramón y ella intercambiaban sexo oral y caricias siempre la dejaba insatisfecha. Aun a pesar de haber sido sexo anal, el fogoso albañil la transportó a otro nivel.
Ramón comenzó a contarle intimidades de Ana, de lo que había sucedido en su casa, y a presumirle haber hecho suyas a las tres hermanas y a la mamá. Claudia no aparentaba, de momento, de ser tan sumisa como Ana y su madre. Patty era otro caso: ella no soltaba el control de la situación. No se la había tirado sola, únicamente con su hermana y su madre.
“¡Vamos con ellas!”, finalmente aceptó Claudia.
Claudia le preparó algo de comer a su garañón y una media hora después, salieron en el automóvil de Ana hacia su casa. Esta vez, Ramón manejó.
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Aprovechando la siesta de los niños, tras un par de horas ...