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Sexo con mi pequeña hija
Fecha: 06/03/2020, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Adonay, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... subió mucho más la bata y por supuesto sus bragas perdidas entre las divinas nalgas como retandome. Aún sin haberla tocado ya yo estaba duro. Derramé un poco del refrescante bálsamo sobre la zona del muslo donde debía masajear y comenzó la odisea. Traté de concentrarme solo en el masaje pero sus nalgas me atraían como el imán al hierro y no me aguanté las ganas de tocar nuevamente el precioso trasero de mi niña. Esta vez Ada se movió un poco pero no fue un movimiento de rechazo o incomodidad por sentir a su padre acariciando sus nalgas. Mas bien se movió hacia mí como buscando mi cuerpo. Al estar sentado junto a ella, el pié de la pierna que había doblado se apoyó sobre mi muslo. Entonces mientras hacía círculos sobre el muslo lesionado, también me deleitaba acariciando sus nalgas. Y fuí más osado. Busqué hasta llegar por debajo de las bragas al redondel apretado de su trasero para acariciarlo con el dedo índice. Sentí que Ada se estremeció al primer contacto pero no dijo nada lo que me dió valor y con delicadeza fuí frotando mientras ejercía presión hasta que logré que entrara la primera falange. Sentí como su esfínter apretaba mi dedo y su pié se movió sobre mis muslos hasta tropezar con mi erección. Yo no dejaba de mirar sus nalgas y dejé de acariciar su muslo para separarselas y correr a un lado las bragas. El paisaje maravilloso de mi dedo metiéndose en su botón me enardecía mucho más. Aquella situación había sobrepasado los límites de la cordura y yo ...
... estaba fuera de todo raciocinio. Arrodillandome en el piso la ateaje hasta el borde de la cama poniéndole boca a abajo y como un lobo hambriento empecé a lamer, a besar y morder aquel manjar sintiendo como ella jadeaba dejándome hacer. Mi lengua reptaba desde su vulva hasta el ano para luego regresar una y otra vez. Me senté nuevamente en la cama y le di vuelta. Ada se sentó frente a mí mirandome a los ojos con una exteaña muestra de satisfacción en el rostro. Le saqué la bata pir sobre la cabeza y ella me ayudó levantando los brazos. Clavé la vista en sus teticas que apenas si conenzaban a desarrollar. Eran dos pequeños limones rematados por un pezon delicioso de un carmelita claro digno del mejor cuadro erótico. Pasé mis dedos sobre sus pechos. Eran duros y pornográficamente desafiantes. Ei deseo de poseer a mi hija hacia que mi verga latiera bajo el pantalón. La atraje hacia mi y pegué mi boca contra la suya que aceptó aquél beso incestuoso abriendo los labios para que mi lengua penetrara y yo pudiera saborear el dulzor de su saliba y sentir el exquicito olor de su suave aliento. Nos separamos. Ninguno de los dos dijo una palabra. Mis manos recorrían todo el tierno cuerpi de Ada que se entregaba sin remilgos. Volví a acostarla y separé sus piernas. Mostraba una vulva hermosamente virgen. Apenas si conenzaba a crecer el vello púbico que más bien era una suave e incipiente pelusilla rubia. Separé los labios vaginales con mis dedos. El interior era de un apetitoso color ...