1. El Niño de la Casa (Episodios 1-5)


    Fecha: 19/03/2020, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Phoenix1986, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... todo. Por muy raro que me parezca y muy poco habitual que sea eso en una madre y un hijo... Me he dado cuenta de que me haría más daño que lo ocultáramos. Es mejor dejarlo salir y no pensar, Roberto. Lo que tu sientes por mi y lo que yo siento por ti...
    
    -Lo que tu sientes por mi...
    
    -No solamente te amo como a mi propio hijo, que ya es muchísimo... -me miró a los ojos para que la frase me llegara al alma, entrando por cada poro de mi piel- también te deseo, Roberto. Y no se ni cuanto tiempo hace, en realidad.
    
    -Mamá...
    
    Se levantó y caminó hacia mi. Se agachó sin darme tiempo a que yo me levantara y me abrazó con toda su pasión, poniendo la cabeza en mi hombro. Oía de cerca su respiración. Se fue separando de mi muy poco a poco, pero sin soltarme. Aún me agarraba con sus brazos. Mientras se alejaba puso su bello rostro delante de mi cara. Nos encontrábamos a escasos centímetros el uno del otro. Le podía ver cada poro de su piel y esas preciosas pecas tan claritas que tenía en los mofletes y que solo se veían de cerca. Nos miramos a los ojos y, como si el destino nos invitara a hacerlo, los cerramos mientras acercábamos nuestros labios y nos fundimos en un tierno beso de amantes, largo, lento y cálido. Mis labios contra los suyos, y nuestras dos lenguas acarciándose la una a la otra. Podría jurar que duró minutos pero que habría llagado a desear pasar el resto de mi vida así. Era mi primer beso, y era con mi propia madre.
    
    Separamos los labios y sonrió. Fue una ...
    ... sonrisa que salía directamente de su alma. Le correspondí la sonrisa y nos volvimos a besar, más apasioadamente, mientras nos empezábamos a acariciar con las manos. Ella me besaba el cuello y yo le olía el pelo. Estaba en éxtasis. Mientras seguía sonriendo me dijo muy tiernamente:
    
    -Hay chocolate en la nevera para el postre... Pero puede que prefieras pasar del postre y venirte conmigo a mi cuarto. En mi cama.
    
    -Con mucho gusto, mami.
    
    Me cogió de la mano izquierda y me llevó poco a poco hacia la escalera. La subimos como dos amantes de cine erótico, ella aun cogiéndome de la mano y guiándome hasta donde yo ya sabía ir. Yo estaba un poco nervioso porque, si bien ya sabía que allí arriba tendría a mi madre como siempre la había deseado, desconocía hasta que punto llegaría con ella (y no me atrevía a preguntárselo). Entramos en su cuarto y me dijo:
    
    -Siéntate en la cama, cariño. Aún estás débil y no deberías hacer ningún esfuerzo...
    
    Le hice caso. De hecho, hubiera obedecido cualquier orden suya. Cuando estuve sentado al borde de su cama, se agachó y me volvió a morrear. Entonces aproveché para magrearla mucho más. Le toqué el culo y se lo apreté con fuerza para sentirlo bien en mi mano. Era una pena poder mover solo una mano: no podía tocarla tanto como hubiera querido. Con mi única mano disponible recorrí muchos sitios de su cuerpo, pasando por su espalda, su nuca, su cuello, su pecho (apretándolas por encima de aquel vestido tan increíble), sus muslos... No sabiendo ...
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