Sexo en mi ciudad: Zárate en Buenos Aires. Mi inicio 4 - Relatos Eróticos

Sexo en mi ciudad: Zárate en Buenos Aires. Mi inicio 4

... estimularlo por su pequeña pija y se la mame en búsqueda de darle un sedante, pero Juan no cedía, le levanto la cadera y seguía con su furia garchandolo hasta que vi correr un pequeño hilo de leche saliendo de las entrañas de su culo.

 

Juan hizo el segundo deposito seminal y se corrió como una bestia, su alarido final parecía un lobo aullando en el desierto y marcaba su territorio.

 

Manuel se trató de comportar con dignidad, su falda estaba tirada en cualquier lado, mientras Juan sacaba su pija a ritmo lento y al sacarla se dirigió nuevamente a la boquita juvenil que la esperaba para limpiarla, como toda una princesa, el tomo aquel mástil sucio y se lo termino de limpiar y acariciar.

Como gesto a su valentía me fui de nuevo a su culo, aquel orto estaba todavía dilatado, y chorreaba hilos de acabada mezclado con ambas espermas, estaba totalmente preñado, en un acto metí mi lengua y succioné con mi boca los restos de leche depositada mientras lo pajeaba tratando que el tuviera un aliento de venirse.

Juan tuvo un acto de voluntad luego se saciarse y venirse, bajo al pozo donde aquella pinga masculina de escaso centímetros, parecido a un clítoris femenino y comenzó a lamerle y mamarle.

Manuel comenzó a dar animo de vida y de disfrutar su cogida, se arqueo gritando como una putita y entre las 2 mamadas vacío su leche en la lengua de Juan

 

Lo ...

... llevamos al cuarto para que viera como dos adultos hombres se cogían. Yo ya estaba excitado de ver la descarga de Juan por lo cual hice que Manuel le mamara el culo, mientras yo revivía su bestia, a medida que pasaba los minutos, vi como daba vida aquella poronga negra, era el indicado perfecto de ponerlo en 4 y degustar aquel culo apetitoso y redondito.

 

Como me gustaba partirlo, era muy diferente del nene, ya que agujero rosado sabia quién era su jefe, lubricado a base de pura mamada, solo necesite algunas gotas de aceite para entrar a su cueva , esta vez Juan cambio de rol de aquella bestia masculina parecía una dócil dama con gritos ligeros de placer mientras sentía que la lengua de aquel nene invadía sus bolas y masajeaba su pija mientras yo lo garchaba.

Su agujero estrecho ya no era tal, era un camino vecinal que aguantaba mi pija y mi mete y saca.

Éramos 3 hombres en celos en una misma cama 
 
Por la expresión de ambos luego de varios minutos supimos que se vinieron como becerros. Y yo hice lo mismo sin sacarcela del culo.

Ahí estábamos en una cama King los tres sintiéndonos un nuevo placer, una nueva unión familiar sin prejuicio.

 
Pensar que nadie sospecha en Zárate que cojemos como animales es lo mas morboso de todo y que en el trabajo de Juan y el mio nadie puede decir que somos putos o algo parecido. 
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