1. Esclavitud en cuarentena: Día #1


    Fecha: 15/04/2020, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: David D, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... mil. Metí un par de dedos y empecé a masturbarla mientras mi lengua subía hasta su culito. Empecé a chupar y meter mi lengua lo más que se pudiera. De esta forma masturbaba su vagina mientras chupaba su ano. Ella se llenaba de placer, gemía cada vez más alto. Saqué mis dedos de su vaginita y metí mi dedo índice en su ano. Ella se quejó ligeramente. Con la otra mano tomé el buttplug, lo chupé y lo coloqué en la entrada de su culo. El metal frío la hizo levantar la cabeza y en ese momento lo metí de golpe. El juguete era realmente pequeño pero su entrada sorpresiva la hizo soltar un grito. 
    
    -Yo sé que si no han usado tu culo antes esto se siente incómodo. Pero para el final de esta cuarentena tendrás mi puño entero adentro. Así que mejor acostúmbrate. 
    
    -Si amo- dijo entre jadeos. Su cara estaba roja entre una mezcla de placer y dolor. 
    
    -Ves mi amor, vas a disfrutar. Pero no creas que me olvido de tus castigos. Así que vamos con el primero. Te quiero de pie con tus manos atrás. 
    
    Ella acató la posición rápidamente. Yo tomé las pinzas para los pezones y se las mostré en su cara. 
    
    - Estas pinzas de metal son para principiantes, su punta es plana y tampoco ejercen mucha presión. Pero vamos a hacer algo distinto. Vamos a convertirlas en una máquina de tortura que te harán sufrir un dolor completamente nuevo. Me habías dicho que tus pezones son sensibles. Así que esto lo vas a sufrir. No tendrás derecho a quejarte, solo vas a recibir el castigo. El dolor va a inundar ...
    ... tu cuerpo y cortar tu respiración. Debes de aguantar, porque en estos 40 días sufrirás mucho más. 
    
    Parte de describir el castigo por venir es jugar con su mente, quebrarla, hacerla sentir todo más intensamente. Y estaba funcionando. Su cara mostraba mucho temor.
    
    Tomé una de las pinzas con una mano y con la otra saqué un encendedor de mi bolsillo. Encendí el mechero y con la pequeña llama empecé a calentar la boquilla de las pinzas. Estas empezaron a soltar humo y cambiaron ligeramente su color para demostrar que estaban hirviendo. Guardé el encendedor y con esa mano tome su pezón izquierdo. Su cara reflejaba pánico completo.
    
    - ¡No, no, no! Por favor se lo pido. Perdón no haga esto, no estoy lista, mis pez…… 
    
    Sin dejarla hablar más abrí la pinza al rojo vivo  y la dejé cerrar de golpe en su pezón. 
    
    -¡AAAAAHHHHHHHHHHH! ¡no, no, no! Quitamela, por favoooooooooor. 
    
    Las lágrimas salían de sus ojos, gritaba y pegaba alaridos con una voz ahogada mientras su cuerpo temblaba. Jamás esperaba un castigo así. El calor de las pinzas la hacían sentir que su pezón estaba siendo destruido, aunque en realidad no pasaría de una quemadura leve, la magia de esta tortura es que el dolor puede ser muy intenso. 
    
    -Vamos con el otro.
    
    -¡POR FAVOR NO! Ya aprendí, no puedo más.
    
    - ¡Silencio! El castigo va a suceder si o sí. Tú no tienes voz y si no guardas silencio voy a tener que sumarte más castigos. El siguiente será calentar el plug que tienes en tu culo y meterlo de golpe. ...
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