1. Esclavitud en cuarentena: Día #1


    Fecha: 15/04/2020, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: David D, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... decir, no más castigos. Pero, sino lo logras, sumaré 10 azotes más y te daré un pequeño castigo adicional. Así que empieza ya. 
    
    Le di vuelta al reloj de arena y me acerqué lo suficiente para que ella pudiera iniciar con el juego. Inmediatamente ella empezó a chupar mi pene y a los pocos segundos empezó con sus intentos de llegar hasta el fondo. 
    
    El grosor de mi miembro dificultaba mucho el trabajo, por lo que a la mitad se ahogaba y tenía que retirarse. Cada intento trataba de esforzarse más, su mandíbula se abría, sus ojos se desorbitaban y una cantidad inmensa de saliva salía de su boca. Era literalmente una tortura oral y lo mejor era que yo no hacía ni un solo movimiento. 
    
    Le mostré el reloj, quedaba solo un minuto. Sus ojos se llenaron de desesperación y empezó a intentarlo más y más. Sin embargo, la presión la hizo más torpe. 
    
    -¡Tiempo! Creo que no eres tan buena como lo pensabas. Tranquila, esto lo iremos entrenando. 
    
    -Lo siento amo, puede darme 3 minutos más y lo lograré. 
    
    -No, ya tuviste tu oportunidad. Ahora a pagar. 
    
    Me acerqué y le volví a colocar la mordaza. Tomé la varilla de bambú y volví a la tarea de azotar. Ahora 30 nuevos castigos. 
    
    ZAAAAAAAAAZ
    
    Sonó el primer azote del segundo round. Seguido de un alarido gigante que salía de su diafragma pero que la mordaza no le permitía proyectarse. Vi de reojo y volví a ver lagrimas salir de sus ojos. 
    
    
    ZAAAAAAAZ 
    
    Para el segundo azote su cuerpo ya empezó a temblar. ...
    ... 
    
    
    ZAAAAAAAZ
    
    Cayó el tercero. Ignoré toda muestra de dolor y continué con mi tarea de manera más rápida. Fui azotando uno tras otro hasta llegar a los 30. Sus nalgas estaban en un color rojo vivo y unos pequeños hilos de sangre se asomaban en algunos azotes específicos. Me encantaba. 
    
    Fui por un trapo y un balde de agua fría y empecé a limpiar sus nalgas. Solo tenía un par de cortes superficiales, en un par de días estaría como nueva. Ella al sentir el líquido soltó una especie de gemido. Una combinación entre el dolor de sus heridas y el alivio. Luego le coloqué un gel de aloe y le hice un pequeño masaje. Lo refrescante alivianaba el dolor y el castigo. Ella estaba tranquila.  
    
    Me agaché en la parte de atrás de su cuerpo y metí mi cara entre sus piernas lamiendo su vagina. Empecé a practicarle sexo oral mientras mi cara se bañaba en sus fluidos. Empecé a masturbarla hasta llevarla al orgasmo, su cuerpo se agitaba y sus ojos se perdían en el placer. Al terminar fui a otro cajón u saqué una pequeña sorpresa. 
    
    -Ya casi terminamos por hoy, pero antes tenemos un pequeño castigo pendiente. ¿Ves esto? Es una pesa para agregar a tus pinzas en los pezones. El peso añadirá dolor y reactivará toda sensación a tus quemados pezoncitos. Luego de colocar la pesa, voy a follarte, cada embestida moverá la pesa y sumará un nuevo nivel de dolor. 
    
    Ella empezó a refutar con sus ojitos llenos de lágrimas, sin embargo, por la mordaza no salía ninguna palabra. Me acerqué y coloqué el peso. Al ...
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