Infiel después de los cuarenta - Relatos Eróticos

Infiel después de los cuarenta

Que tal, mi nombre es Elsa 49 años, 20 de casada, una hija y soy maestra de universidad. 
Digamos que no soy una Barbie no mucho menos por mi forma de vestir, por mi trabajo frente a jóvenes es muy peligroso.
Apesar de esto, he sabido de uno que otro alumno sentía alguna "admiración" por mi, pero no pasaba de algunos coqueteos que yo pensaba eran solo para pasar la materia, hasta que llegó Javier.
Javier era un alumno que cursaba el séptimo semestre en mi clase, moreno de mediana estatura, algo fornido y un trasero que, la verdad, me hacía voltear. Algunas veces note que el se daba cuenta que lo veía, más cuando llevaba pantalones ajustados o pantalón de deporte, esto creo yo, lo hizo aventurarse a coquetear más conmigo, cómo que adivinaba que me gustaba verlo.
Nunca antes me había llamado la atención otro hombre como con el, incluso llegué a imaginarlo varias veces desnudo, cosa que, la verdad me sorprendió mucho y vaya que no soy mojigata, pero pensé que solo era una calentura pasajera.
Siempre con mis alumnos he tratado de ser cordial, platicar incluso fuera de la escuela y algunas veces, hasta ir a tomar la copa con algún grupo de ellos. Y fue en una ocasión de estás que iban algunas alumnas, en su mayoría y Javier con otros dos compañeros de el. Fuimos a una cantina donde ya incluso me conocían porque la frecuentaba con mi marido y aveces, el me alcanzaba ahí, pero esa vez el andaba de viaje y solo estuve con mis alumnos.
Pedíamos bebidas, hablamos de la clase, de ...

... algunos chismes de la universidad y de cosas banales, hasta que una de las muchachas, ya con algunos tragos de más, empezó a hablar que le gustaba uno de los profesores de la facultad, ya sabrán la plática, que está muy guapo, que habla muy bonito, que si tiene buen cuerpo etc. Eso dió pie a qué las otras muchachas dijeran que maestro les gustaba de la facultad, hasta que les preguntaron a los chavos que si les gustaba alguna maestra y estos se apenaron más, diciendo que fulanita o menganita, hasta que le tocó el turno a Javier, que dijo, no les voy a decir quién es, solo les voy a decir que es la maestra más buena onda de la facultad y todos empezaron a chotearlo de que era yo, que que barbero era etc. Y se rieron de él. Yo la verdad capte el mensaje y la verdad me incómodo un poco pero a la vez me puso algo caliente, y más al ver qué partir de ahí no me quitaba la vista de encima.
Empezaron a despedirse, primero las muchachas y luego los chavos, yo también les dije que ya me iba, eran como las diez de la noche, nos despedimos y Javier se ofreció a acompañarme al estacionamiento. Cuando íbamos caminando solos me ofreció invitarme otra copa, le dije que era tarde que tenía que llegar a ver a mi hija y ahí hice algo que no se porque lo hice, o inconscientemente si sabía, le dije que porque mejor no íbamos a mi casa y ahí yo lo invitaba y servía que no saldría tan caro, el acepto y nos dirigimos a comprar una botella y a mi casa.
En el trayecto seguimos hablando de cosas si ...