1. SECRETOS DE FAMILIA: Mi operación de fimosis (y 2)


    Fecha: 20/04/2020, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Brandán, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Durante semanas mi madre me aplicó en la punta de la pija el aceite de almendras sin lograr los resultados deseados; es decir, dejar al descubierto mi capullo y que este pudiese entrar y salir sin problemas de mi prepucio. Ella se desesperaba pero yo disfrutaba como nunca de aquellas maniobras que me llevaron a descubrir, a pesar de mi tierna edad, el placer de las pajas. Pero el mayor gustito me lo proporcionaba ella con sus dedos presionando el glande y estirando el pellejo, alcanzando yo la gloria del orgasmo sin necesidad de tocarme en solitario. Pero un buen día, mami o bien se cansó, o bien detectó que yo, tras cerrar los ojos y convulsionar ligeramente, ya comenzaba a expulsar una agüilla viscosa, que no era meo precisamente, y que ya unos pelillos asomaban en mi pubis y mis huevos. 
    - Dentro de unas semanas, cuando cumplas nueve años, iremos al pediatra a consultar esto - me dijo mientras miraba mi polla bien parada y se secaba el aceite de las manos -. A propósito, ¿qué quieres de regalo para tu cumple?
    Siempre deseé tener un perrito en casa, y así se lo hice saber a mis padres. Al principio pusieron mala cara, pues no eran partidarios de tener animales en el piso. Sin embargo, a mi padre se le presentó una oportunidad única cuando una clienta (que a mamá no le gustaba nada pues en el barrio tenía fama de viciosa y pervertida, pero que tenía mucha confianza con papá) quiso deshacerse de uno de los perros que tenía en casa y se lo ofreció a él. ¡Por fin, ya tenía mi ...
    ... perro! Un malsi pequeño y adorable que se llamaba Teddy.
    
    Llegó el día de mi operación de fimosis. "No tengas miedo - me dijo mi padre antes de entrar en el quirófano -, no te va a doler y te va a quedar una pija preciosa. Ahora eres muy pequeño para entenderlo, pero de mayor nos lo agradecerás".
    ¡No va a doler nada! Al terminar la sencilla operación no sentía nada, pues tenía la polla anestesiada, pero cuando terminó el efecto de la anestesia miraba las estrellas. Me habían circuncidado, es decir, cortado el prepucio todo alrededor y tuvieron que coserme con hilo especial todo el borde alrededor. Ya brillaba en todo su esplendor mi glande, escondido durante nueve años.
    Cuando a las pocas horas de la operación salimos del hospital, el médico dio las últimas instrucciones:
    - Cuando le duela la zona o el pene se ponga erecto, aplíquenle una bolsa de hielo o agua fría. En el aseo diario, debe lavarse el pene con mucho cuidado para que no se suelten los puntos. Va a estar con ellos puestos hasta la cicatrización durante quince días. Así que ya sabes, chaval, durante dos semanas cuida esa verguita y, sobre todo, ¡no te toques!
    - ¡Mi hijo no se masturba, doctor, es un nenecito todavía! - exclamó enojada mi madre. 
    Pero, acercándose a mi padre, el médico le susurró al oído, sin que ella se percatara:
     - Pues yo diría que el nene ya se hace sus pajillas. Durante la operación observé bajo el prepucio restos de esmegma procedente de semen incipiente. 
    
    Durante los siguientes ...
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