1. SECRETOS DE FAMILIA: Mi operación de fimosis (y 2)


    Fecha: 20/04/2020, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Brandán, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... días las pasé moradas, tumbado sobre la cama, aplicando botellas de agua helada en la punta de la polla y procurando no tener pensamientos eróticos para no empalmarme, porque entonces veía las estrellas. Lo mejor era que a causa de la operación no iba al cole. Perdón: lo mejor era cuando mamá me venía a hacer las curas. Me sacaba la gasa y aplicaba con su dedito índice la pomada recetada por el doctor. Entonces me ponía palote porque ahora tenía el capullo al descubierto, con mayor sensibilidad que cuando estaba oculto bajo el pellejo. Más de una vez estuve a punto de orgasmar durante las curas pero me contenía para no quedar en evidencia ante mi madre. El pequeño Teddy no se apartaba de mi lado. Fue mi mejor compañía durante mi convalecencia, aunque siempre lo notaba muy nervioso. Quizás echase de menos a su anterior dueña, el putón verbenero que mi madre no soportaba. 
    
    Aquella noche - el día doce de mi recuperación- no podía conciliar el sueño. El perrito dormía a mi lado. Sería la una de la madrugada cuando me entraron ganas de orinar. Me levanté con cuidado pidiéndole a Dios que no se me parara la pija porque sino me iban a volver los dolores. Al pasar por delante del cuarto de mis padres escuché unos gemidos lastimeros; algo le estaba sucediendo a mamá. Me asomé a la puerta entreabierta y lo que presencié me dejó en shock momentáneo. En la oscuridad, el brillo del televisor iluminaba tenuamente la alcoba. Espatarrada desnuda sobre la cama papá le estaba comiendo el ...
    ... coño. Ella no gemía lastimeramente como me pareció en el pasillo, ¡gemía de placer como una perra en celo! Mamá se cubría la cara con la almohada para ahogar sus gritos pues mi hermanita dormía cerca. Como un zombi me interné unos metros más adentro. En aquel momento papá cesó en su cunilingus y reparó en mí. Mamá pedía más y más poronga. Entonces vi cómo papá con su cipote erguido y babeante separó las piernas de mami y se lo metió todo dentro de la jugosa concha. Empezó a bombear viendo para mí. Mamá era ajena a todo ello, disfrutando mientras le atenazaba el culo con sus piernas. El sudor corría por la cara de mi padre en aquel mete-saca, permitiéndome ver toda aquella jodienda. Me empalmé como un burro, pero sabía que no podía tocarme la polla. Pero la visión de mis padres follando era algo superior a lo imaginado. Mi glande se hinchó de tal manera que los puntos de la operación saltaron por el aire. Unas gotas de sangre asomaron en mi capullo y me asusté tanto que corrí a mi habitación mientras escuchaba a la pareja correrse como animales al unísono.
    
    Me metí en la cama desconcertado. La sangre manchaba las sábanas y mi excitación era tal que sentía un dolor y un placer al tiempo que me paralizaban. No debía tocarme, lo había dicho el médico, pero mi calentura era tal que creía volverme loco si no vaciaba mis cojoncillos. En esa incertidumbre estaba cuando entra papá en mi habitación. Se ha puesto el pijama y lleva un tarrito en la mano.
    - No digas nada, déjame hacer a ...