1. SECRETOS DE FAMILIA: Mi primo Jandro


    Fecha: 22/04/2020, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Brandán, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X



    Mi mente calenturienta, que rememora estos días mi excitante infancia y adolescencia llenas de lujuriosas experiencias, me lleva hoy a los desatados años de mi pubertad, cuando mi primo Jandro vino a pasar unos días a mi casa. Jandro tenía 18 años, tres más que yo, era un muchacho de pueblo, fuerte como un roble, noble y cariñoso como nadie, y más salido que un animal enjaulado sin una hembra a mano. Todo era grande en él : complexión, manos, nariz... y su enorme falo. Vivía en el campo con sus padres, en una enorme granja que atendían y le proporcionaba el sustento. Él trabajaba de sol a sol en plena naturaleza, lo que le convertía en un muchacho fuerte y sanote . Ahora pretendía sacar la licencia para conducir un tractor y debía pasar unos exámenes en la ciudad. De ahí que parase en nuestra casa durante una temporada.
    
    Siempre sentí un gran cariño por Jandro por su buen carácter y campechanería, así que me alegraba mucho su visita. Compartíamos el mismo dormitorio y la misma cama. Y durante la noche hablábamos de mujeres, de folleteo y de sexo en general, para terminar haciéndonos unas pajas cruzadas, como cuando yo años atrás pasaba el verano en su casa de la aldea. ¡Cuánto nos reímos recordando algunas de las aventuras de entonces, ambos ingenuos y de tierna edad! En el corral de la granja más de una vez nos follamos a la burra, como es costumbre al parecer entre los costeños de Colombia.
    - Es como chingar con una mujer - decía mi primo -, la concha es jugosa y ...
    ... caliente como la de tu mamá. Y además así nos crece la polla.
    Jandro tenía fijación con mi madre - su tía política -. Siempre que podía me hablaba de sus tetas grandes y firmes, de su culo respingón, de sus piernas bien torneadas, de sus morritos pintados de rojo, de su mirada comehombres... Me preguntaba una y otra vez si le había visto la panocha, que cómo la tenía, si era velluda... Yo me negaba a hablar del asunto pues consideraba ofensivo que siempre estuviese desnudando con la mente a mamá, que solo pensase en penetrarla con su gran verga hasta hacerla gozar - decía - más que mi padre.
    - ¿Te acuerdas cuando en el corral nos follamos a la gallina? - pregunté para cambiar de tema.
    - ¡Jajaja! Le rompimos el huevo que llevaba dentro - añade Jandro.
    - Tú la reventaste con tus embestidas y te corriste dentro. Nunca más anduvo derecha. Hasta que la abuela la mató y nos la cocinó a la pepitoria.
    Nos tronchábamos de risa hasta altas horas de la madrugada. Solo hacia la medianoche interrumpíamos nuestra charla para ir a oscuras y en silencio a poner la oreja en el cuarto de mis padres. Era el momento más feliz para mi primo. Se sacaba la poronga del calzoncillo y ponía toda la atención en detectar los gemidos de mi madre. Mientras nos masturbábamos me iba retransmitiendo muy bajito lo que se imaginaba (era fácil de imaginar) que ocurría en la cama matrimonial.
    - Tu madre acaba de hacerle una mamada a tu padre, por eso estaba tan callada: tenía la boca ocupada. Ahora es tu padre el ...
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