1. SECRETOS DE FAMILIA: Mi primo Jandro


    Fecha: 22/04/2020, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Brandán, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... que le come la chucha (¡qué rica esa chucha peludita e hinchada pidiendo poronga!), porque la muy zorra, con perdón, está gimiendo como una puta.
    - ¡Cuidado con lo que dices! - le interrumpo al oído -. Que mi madre no es una puta.
    - Pero bien que te la estás meneando pensando en ella - me corta en seco -. Ahora ya está tu padre encima, ¿no oyes el ruido de los muelles del metálico? ¡Cómo goza la perra! Mmmmmmmm, mmmmmmm... Ya se ha corrido al menos dos veces. Las mujeres se corren más que los hombres y pueden hacerlo las veces que quieran. Allá va el tercer orgasmo. Este sí es potente. Retumba toda la habitación con sus gritos. ¡Me voy a correr con ella, Brandi! ¡Me corro, me corroooooooo!
    Yo ya me he corrido antes del calentón de mi madre, tengo menos aguante que Jandro. Limpio con un trapo la lefada de ambos derramada en el suelo y volvemos de puntillas a nuestro cuarto. Caemos extenuados sobre la cama. Al poco, mi primo vuelve con su cantinela.
    - Tu madre ha gozado pero seguramente necesita gozar más. ¿Cómo tiene la polla tu padre?
    - ¡Y yo qué sé! - mentí.
    - No la debe tener muy grande. Si la tuviese como la mía, tu madre aún estaría ahora en la gloria: un orgasmo tras otro, hasta pedir clemencia.
    - Mi padre ya sabe darle lo suyo. Los escucho follar casi todos los días. Los días que llevas en mi casa tú has sido testigo. A propósito, mañana es tu última noche aquí. Te vuelves al pueblo sin el título de tractorista. ¡Vaya fracaso!
    - Pero aún tengo pendiente un ...
    ... asunto que va a resultar exitoso. Buenas noches - se da media vuelta y se echa a dormir.
    
    El éxito a que se refería Jandro debía suponerlo. Pasó el último día nervioso y malhumorado dándole vueltas a cómo podía trincarse a mi madre antes de partir para su aldea. Por la tarde fuimos al cine, visitamos a mi padre en la ferretería, tomamos unos refrescos y nos fuimos pronto para casa. Cenaríamos temprano porque mi padre tenía que madrugar: a las cinco de la mañana llegaba un camión de mercancía para el negocio y había que descargarla. 
    
    En la medianoche la casa ya está en silencio. Todos dormimos (o se supone), pero Jandro está inquieto, no para de dar vueltas en la cama. No me propone ir a poner la oreja al cuarto de mis padres, aunque estamos seguros que una vez más chingarán como descosidos. Esta noche, durante la cena, mamá está especialmente sexy. O eso nos parece a nosotros. Más a Jandro que no pierde de vista su escote y permanece empalmado como un burro durante toda la comida. 
    A eso de las cuatro de la madrugada suena un portazo. Mi padre sale de la casa para atender la descarga del camión que llega a la ferretería familiar. No tarda mi primo en incorporarse lentamente de la cama procurando no despertarme. Pero no sabe él que yo dormía aquella noche con un ojo abierto y otro cerrado, pues preveía un acontecimiento muy especial.
    
    Jandro ilumina el pasillo con una linternita que siempre lleva consigo. Va descalzo y en calzoncillos. El slip tiene el abultamiento que ...