A los 40 (I) - Relatos Eróticos

A los 40 (I)

... latir para darme cuenta que estaba eyaculando, se quedó un par de minutos encima mío y pude sentir todo el peso de su cuerpo, vi el reflejo en el espejo lateral y su color oscuro contrastaba con mi piel trigueña clara algo que me hizo excitar, de pronto se retiró y sentí un gran vacío, con dificultad y casi a gatas me dirigí al baño donde pude percatarme que yo había sangrado, felizmente menos de lo que supuse en un inicio, abrí la ducha para asearme, el negro entró y sin dirigirme palabra se duchó junto a mi, cuando estaba por salir, me jaló del brazo y me dio un beso y me dijo: "Estuviste bien". Eso fue todo, yo me quedé mudo y luego de vestirnos y salir del hotel, me acompañó a que busque una movilidad y me despidió con un apretón de manos.

Los días siguientes aún sentía dolor por la verga del negro en mi hueco, pero a la vez me excitaba recordar como había usado en el hotel y me masturbé varias veces, anhelaba que me buscara, yo quise llamarlo pero al final me arrepentía, hasta que una semana después me llegó un mensaje: En dos días te busco a la salida de tu trabajo. Yo no sabía como había averiguado de mi lugar de trabajo, eso me puso nervioso, mil cosas pasaron por mi mente, desde que podría ser un ladrón o un loco.

Pasaron los dos días, estuve ansioso desde la mañana, cuando terminé mi jornada laboral, pensé que tal vez había sido una broma, pero al salir lo veo pero casi me desmayo porque estaba vestido de policía con unas gafas oscuras, me dio la mano y me ...

... dijo que lo acompañara, le pregunté sobre adonde iríamos y el muy cortante me dijo que a la comisaría a charlar, pensé en rehusarme pero caí en cuenta que esa no era una buena opción ahora, así que caminando llegamos a la comisaría que estaba a 4 cuadras de mi trabajo. Él se saludó con los guardias de la puerta y yo lo acompañaba casi temblando, pasamos por varias oficinas pequeñas hasta que llegamos a una al fondo de un pasillo, se sentó en una silla de cuero y me dijo que me sentara en una silla enfrente de su escritorio.

-¿Que hago aquí?- le pregunté.

-Tú no haces las preguntas, yo las hago- se levantó y cerró la puerta detrás mio.- Tú eres el maricón que estaba buscando.

-No entiendo, la otra vez me casi violaste en le hotel pero...

-¿Te gusta el fútbol?

Esa pregunta me agarro desprevenido, no sabía como contestar.

Yo miraba a aquel hombre que me intimidaba, tuve que mover la cabeza hacia un costado y pudo observar una foto de él junto a un hombre más joven, por las características podría ser su hijo.

-Mirame cuando te hablo, - dijo con voz autoritaria- te he preguntado si es que te gusta el fútbol.

-No sé mucho de deportes, alguna vez he visto algún partido por tv, pero no lo practico. - dije intentando mantener la mirada en sus ojos penetrantes.

-Al menos sabrás el nombre de clubes famosos y futbolistas ¿No es así?

-Creo que sí, ¿Pero a que vienen estas preguntas?

-Por última vez te digo que soy yo quien hago las preguntas.

-Entendido- ...