1. Mi primer amor: una masoquista


    Fecha: 26/11/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... nuevamente con rudeza su cabello y la hice incorporarse, para besarla. Nuestras lenguas jugaron unos buenos veinte segundos. Me despegué de ella y la observé: tenía la cara roja y llena de lágrimas, el rostro congestionado y el pezón que había retorcido se notaba irritado. Su mirada me retaba a seguir y no la hice esperar. La volví a empujar hacia la cama para cogerla en posición de misionero. Se la clavé de una y al instante comencé un ritmo frenético.
    
    Ambos gemíamos y la besé. No podía dejar de besarla. Era sumamente adictivo el sabor de sus labios, de su saliva. Me despegué un tanto de ella, para literalmente estrujar con ambas manos sus pechos. Ella sonrió. Estaba por venirme a cada instante, porque coger con ella era delicioso. Hacía tantísimo tiempo que no tenía a una mujer así. Además, notaba como su vagina se contraía, tratando de exprimirme y aquello era delicioso.
    
    Estaba dubitativo sobre intentar algunas cosas más, pero sólo me decanté por una. Mientras apoyaba mi peso sobre una de mis manos, dirigí, aun inseguro, la otra a su cuello. Le miré intentando preguntarle si podía hacerlo y ella simplemente asintió. Apreté, quizá demasiado fuerte, pero ella aguantó todo. Jamás había hecho algo así, con nadie y la sensación me gustó. Tenía su vida en mis manos y ella me la estaba ofreciendo. Cuando noté que se estaba quedando sin aliento, la solté para permitirle respirar y lo hizo, entre gemidos. Yo la seguía penetrando, aunque no separé mi mano de su cuello. La ...
    ... dejé recuperar el aliento y volví a apretar. Notar su rostro contraerse por la falta de aire mientras la taladraba con fuerza era una combinación ganadora. Era como coger con una muñeca de trapo. Sublime. Dejé que se pusiera roja y volví a soltar. De pronto, sentí un chorro de flujo inundar mi verga y mi vientre. Al instante ella gemía como loca, presa del primer orgasmo de la noche y sonreí como un niño. Le dejé disfrutarlo unos instantes, para después volver a ahorcarla. Justo cuando se comenzaba a poner roja de nuevo, yo estallé en el mío. Aunque ya me había venido una vez, aquél orgasmo fue muy intenso y puedo asegurar que solté más leche que en el anterior.
    
    La vista se me nubló y nuevamente caí rendido a su lado, jadeando como un perro. Ella gemía aún y tosía de repente. ¡Vaya orgasmo! Sin ánimo de ser repetitivo, hacía mucho tiempo que no me venía de esa manera. Todas las sensaciones, tanto nuevas como las ya conocidas se combinaron para culminar en una muerte chiquita. Simplemente brutal.
    
    —Te amo —le escuché susurrar aun entre gemidos
    
    —Yo también —le dije y me volví hacia ella, para observarla. Estaba hermosa, aunque lastimada por mí.— Disculpa si te lastimé
    
    —Ese es el punto —me soltó volviéndose hacia mí. Me sonrió.— Me hiciste venir muy rico
    
    —Y tú a mí —le conteste sonriendo, incapaz de expresar la magnitud de mi orgasmo.— Perdona si me pasé…
    
    —No corazón, no te pasaste en nada —me aseguró tomando mi mejilla y acariciándola con amor— de hecho, creo que ...
«12...101112...»