1. El calvario de Luciana (4)


    Fecha: 27/11/2017, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... y a esa gente también deberás obedecerle. Quiero que repitas esto.
    
    -Además de techo y comida tendré sexo todos los días, placer sexual todos los días, con hombres y mujeres y a esa gente también deberé obedecerle.
    
    -Perfecto, Lucianita. Y ahora decime, -¿Tenés familia, Luciana?
    
    La joven pareció hacer un esfuerzo mental, su rostro se crispó un poco y finalmente dijo:
    
    -No sé.
    
    -No sé, no me acuerdo. –dijo al cabo de un instante.
    
    -¿Qué recordás de vos, Lucianita?
    
    -Trabajo en la inmobiliaria de la arquitecta Laborde.
    
    -¿Algo más?
    
    -No me acuerdo…
    
    -Bien, Luciana, bien. ¿Recordás que te dije que no debés pensar en nada?
    
    -Sí… No pienso en nada.
    
    -Eso te hace bien.
    
    -Me hace bien.
    
    -Las ideas son las que hacen daño, Luciana.
    
    -Sí, las ideas hacen daño…
    
    -¿Recordás esa idea que tenías de que la señora Emilia y la arquitecta te habían violado?
    
    -Sí, era una idea, no pasó de verdad…
    
    Una amplia sonrisa curvó los labios de la doctora y luego de un momento siguió hablándole a su víctima.
    
    -Y esa idea te hizo mal.
    
    -Sí, me hizo sufrir.
    
    -¿Recordás ese sufrimiento?
    
    -Sí, fue horrible… pero eso no pasó de verdad…
    
    -No pasó de verdad, pasó en tu imaginación, Luciana, fue una idea que te hizo mucho mal.
    
    -Sí… pero no pasó de verdad…
    
    -No, cuando tengas sexo de verdad ya vas a ver que te gustará mucho, Luciana. El sexo es muy placentero y así lo vas a sentir.
    
    -Sí, así lo voy a sentir…
    
    La doctora pensó que era tiempo de someter a ...
    ... la jovencita a una prueba de obediencia y entonces le preguntó:
    
    -¿Recordás que debés ser obediente, Luciana?
    
    -Sí, debo ser obediente…
    
    -Bien, parate, rodeá la cama y vení hacia mí. –le ordenó con tono calmo pero firme.
    
    Luciana lo hizo y al llegar junto a la médica vaciló, como si no supiera qué hacer, y efectivamente no lo sabía su cerebro disminuido en su capacidad por la droga que se le daba. En estado hipnótico se le había dicho que debía obedecer y acababa de hacerlo, pero ahora ignoraba si debía hacer algo más.
    
    -Lo hiciste muy bien, pichona. Te ordené que vinieras hacia mí y viniste. Así debés actuar siempre, haciendo todo lo que te ordene. –dijo Mónica y agregó:
    
    -Ahora te voy a acariciar un poco y vos vas a permanecer quietita y tranquila, porque sabés que no debés pensar nada, no debés tener ideas.
    
    -No debo pensar nada, no debo tener ideas… -repitió Luciana y la médica esbozó una sonrisa perversa ante esa nueva prueba de sometimiento absoluto y falta total de voluntad que había mostrado su víctima.
    
    -Perfecto, veo que has aprendido cómo debés vivir de aquí en más, Lucianita, obedeciendo lo que se te ordene y sin ideas, solamente sensaciones.
    
    La doctora había hecho muchísimas veces esta tarea de despersonalizar a las presas que Emilia atrapaba, pero seguía gozando sádicamente como aquella lejana primera oportunidad hacía ya cinco años.
    
    Miró de arriba abajo a la jovencita desnuda y aunque no era lesbiana admiró ese cuerpo que se le ofrecía de ...
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