Jimi contra Mandy, la revancha
Fecha: 27/11/2017,
Categorías:
Intercambios
Autor: valisdick, Fuente: CuentoRelatos
... jamás. Ella era una luchadora nata, acostumbrada a ganarse las cosas a base de esfuerzo, y sabía que hasta el hueso más seco tiene médula dentro.
La audiencia consume sus cigarrillos, las gargantas se enrojecen, las escorts se afanan sirviendo más bebida, los corredores de apuestas no dan abasto. Sobre el escenario chicas del club limpian de sudor las brillantes pieles de las combatientes. La gente del HRP pide cargadores para las exhaustas baterías de sus cámaras.
-Bravo chaval- escupe Mandy. Has roto mi record de resistencia de todos los tiempos.
Por suerte ella no sabe lo cerca que estoy de estallar.
-El torbellino!- le grito a Betty, desesperado. Ella me oye, lo intenta pero el pálido hueso es demasiado corto para lograr el efecto palanca suficiente de su letal movimiento y s ele escurre fuera del puño, indemne. Betty abandona, golpea con violencia la montura del invencible japonés y descarga su frustración chillando. El impertérrito amarillo parece ligeramente contrariado, como si esperase algo más. Escupe con precisión sobre la punta de su hueso y extiende la saliva a lo largo del tallo.
-Os rendís?- pregunta Mandy, casi decepcionada.
-Para nada, zorra. –le contesto, luchando para aguantar la técnica de péndulo que me está aplicando, que agarrándome por la base hace menear mi polla para que su asfixiada cabeza abofetee la palma de su mano, que en cualquier momento se cerrará haciendo presa sobre ella.
-Bien hecho, campeón, esto quiero decidirlo ...
... yo.
Cambió a un agarre invertido, me retorció y estiró su letal dedo medio. Estoy perdido.
-Betty, bonita, por favor sigue, por favor, aún podemos ganar, no te rindas, plis, quiero que vengas TU conmigo a Yokohama.
A la mujer flacucha, con buenas tetas pero no especialmente agraciada, de ojos grandes, dulces y tristes, se le escapó un profundo suspiro. Se había percibido de que estaba luchando por ella, Yo iría a Japón de todos modos. Era por ella por quien estaba peleando. Hinchó el pecho y se encaró al japonés, cuyos ojos se encogieron.
.....
Los últimos días bajo la disciplina manual de Betty llegaron preñados de emociones contradictorias. Sus ansias de fama le inspiraron nuevos movimientos increíblemente devastadores, Luna nunca me devolvió las llamadas, Irina desapareció de la faz de la Tierra. Cuando Betty e Irina me hicieron un sándwich entre sus dos rotundos pares de tetas yo ni siquiera lo disfruté. Era como una ilusión, que se volatilizaría tan pronto fuese consciente de ella, tan pronto como tratase de disfrutarla, como esas fantasías de primera hora de la mañana. Lo estaba viviendo desde fuera de mí, no tenía botón de pausa para hacerme consciente de que un par de tías igual de increíblemente bien dotadas luchaban por apretarme entre los duros pechos morenos de una y los rollizos pechos lechosos de la otra. Y así toda una noche. Aunque para ser sincero, aquello no habría podido clasificarse de trio. Realmente yo había usado la estamina que me bombeaban ...