Hace unos años con mi hermana Ana (Final)
Fecha: 03/12/2017,
Categorías:
Humorísticos
Autor: Ifardavin, Fuente: CuentoRelatos
... empezaba a quebrar la voz... Normal, estaba soportando una tensión tremenda y si a eso sumamos el caos hormonal que supone el inicio de un embarazo...
No sabía qué hacer, también a mí me entraba la congoja. Me senté a su lado en el sofá y le pasé un brazo por los hombros atrayéndola hacia mí, intentando darle sensación de apoyo.
-Venga, ya verás cómo lo arreglamos. Tiene que haber algo que podamos hacer... No sé... Ya se nos ocurrirá.
Ana se acurrucaba en mi pecho, buscando una seguridad que estaba lejos de poder ofrecerle. Lloraba en silencio. La levanté la cara subiéndola por el mentón y le di un beso tierno en los labios. Cerrando los ojos, llenos de lágrimas, se dejó besar...
-Mi niña... Mi Anita querida... No voy a dejar que nadie te haga nada. ¡Por mis pelotas que salimos de esta!
Qué cara tan guapa tenía ahora. La besé los ojos bebiéndome sus lágrimas...
Besos muy tiernos, con mucha dulzura, besos que expresaban mi estado de ánimo y mi cariño hacia ella... Besos correspondidos, en los labios, besos que fueron desatando la pasión, besos que liberaron toda la tensión acumulada.
Fueron haciéndose más profundos... Nuestras lenguas se buscaban y encontraban dentro de su boca o la mía, con ellas recorríamos los dientes, los pliegues de cada uno...
Subí mi mano derecha hacia su pecho mientras la tenía abrazada. Sobé con ganas por encima de la blusa y empecé a desabrocharle los botones mientras ella suspiraba y me apretaba más hacia sí. Introduje la ...
... mano dentro de las copas del sujetador y mis dedos, con habilidad, estimulaban sus pezones...
Solté el cierre del sostén y sus tetas salieron de su prisión de tela. ¡Qué ganas tenía de volver a verlas, de volver a chuparlas enteras!
Me dediqué a ello con ansia, chupando los pezones y jugando con la lengua por toda la areola. Mis manos tampoco estaban quietas y ayudaban acariciando los pechos desde abajo. Pasaba de una teta a otra, indistintamente, dejándolas brillantes de saliva. Casi había olvidado la suavidad de su piel... ¡Qué tetas tenía Ana!
Mientras ella me acariciaba la nuca con una mano, fue bajando la otra al botón de mi pantalón, soltándolo con un hábil movimiento de dedos. Bajó la cremallera y se introdujo dentro de mis calzoncillos, donde mi polla la esperaba ansiosa.
En el momento en que estuvo fuera pudo, por fin, estirarse en todo su esplendor. Me la cogía con esa mezcla de suavidad y firmeza que proporciona una mano femenina, la acariciaba y la agarraba subiendo y bajando la piel del prepucio.
Con un gesto rápido, tanto que me sorprendió, se agachó e introdujo el miembro en su boca y empezó una mamada rápida, nerviosa e inexperta pero que me hizo ver las estrellas. No recordaba cuándo me la habían chupado por última vez. Me empezaban a temblar las piernas y, si seguía así, me iba a correr enseguida, cosa que no me apetecía.
Dejé de acariciarle el pelo, la incorporé y empecé a quitarle la falda, ella ayudó a que le bajara las bragas levantando el ...