1. El ático


    Fecha: 04/12/2017, Categorías: Confesiones Autor: leosolari, Fuente: RelatosEróticos

    ... dedo travieso, “¿te gusta el olor?”, me preguntó, “si” asentí yo.
    
    En cuanto respondí, ella se sacó el brasier y el calzón; hizo que yo lo oliera y mientras lo hacía pude observar un moco que se había formado en su calzón, tenía un olor delicioso y que yo nunca antes había percibido.
    
    Pude además comprobar que sus tetas eran tan bonitas como aquellas que yo había visto en Penthouse, con la diferencia que los pezones de mi tía tenían unas aureolas inmensas.
    
    Veía admirado la manera como los dedos de mi tía jugaban entre sus piernas, primero el índice, luego el dedo medio y finalmente el dedo anular; todos ellos entraban y salían de esa delicioso rincón; “¿te gustan mis vellitos?” me preguntó, “claro”, le dije inmediatamente, “me rasuré un poquito” me confesó; de pronto ella volteó hacia a mí y me dijo, “¿y tu?¡estoy esperándote que te masturbes para mí!”.
    
    Entonces inicié un ritual que jamás había experimentado; empuñe mi verga y la pelé una y otra vez, estaba lubricadísimo como nunca lo había estado, era una sensación deliciosa que nunca había experimentado; ver al mismo tiempo a mi tía jugueteando de esa manera era un espectáculo por demás lujurioso.
    
    Ella levanto la mirada hacia mí y me dijo “eso que haces es delicioso, pero detente un momento”, a mí me costó hacerlo, era como si mi mano hubiese estado poseída, ¡no podía detenerla!!.
    
    En cuanto pude hacerlo, ella tomo mis cabellos y dirigió mi cabeza hacia sus piernas, estaban totalmente melosas, primero fue ...
    ... mi nariz, luego mis labios y finalmente fue mi lengua, todos ellos disfrutaron de ese delicioso festín, pero fue aquella última la encargada de calmar la sed que tenía mi tía.
    
    Ella gemía de placer, me repetía una y otra vez, “Así, así, mete toda tu lengua, como si fueras un perro, eres mi perro ahora, lámeme sin parar”, y refiriéndose a mis lamidas, decía, “me encanta el ruido que hace, me encanta; tu lengua hace maravillas en mi conchita, te gusta a ti?” “Claro que sí”, respondí
    
    “Me estoy portando muy mal”, me dijo, “no”, le respondí yo de inmediato, entonces ella me sorprendió, “castígame ahora” me dijo; se levantó del banco no sin antes darme una deliciosa mamada, “¿ya estas más calmado?” me preguntó, a lo cual yo asentí.
    
    Acto seguido puso sus dos manos sobe el banco y me ofreció sus nalgas, “!lámelas!”, me dijo, era un ofrecimiento totalmente imposible de despreciar.
    
    Empecé a lamerla y a medida que lo hacía, ella me decía: “castígame con la pañoleta”, yo la empuñe y comencé a imitar lo que ella ya había hecho conmigo, mi tía disfrutaba sintiendo esos bruscos azotes del pañuelo sobre sus nalgas.
    
    Entre quejas y ruidos, ella alcanzaba a susurrar: “lámeme de nuevo” y más luego reclamaba: “¡lame mi ano, mi ano!”, entonces, mi lengua entró una y otra vez en aquel hoyito, provocando gemidos increíbles en mi tía, ella ardía de placer.
    
    Luego de un rato de disfrutar de mi ansiosa y debutante lengua, mi tía se dio un pequeño descanso, se volteó y me preguntó, “¿te ...
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