1. Noche de pasión en Lisboa (IX): Los libros sibilinos


    Fecha: 05/12/2017, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... Alipio me dice que acostumbramos a trabajar con ellos con el corcho. Así que me dirijo al conductor y le pregunto si puede salir inmediatamente para Italia con la carga. Y me confirma que no hay problema. Él es autónomo, el camión es suyo, y el porte es jugoso.
    
    - El lunes por la mañana los tienes ahí. – Le digo y acordamos la forma de pago – Por cierto Massimo ¿cada cuánto tiempo podéis absorber un camión como este?
    
    - Dice mi padre, que cada tres días, sin problema, pero que entonces tendríamos que ajustar algo más el precio.
    
    - No hay problema. Hablamos. Ahora tengo que poner todo en marcha para que te llegue. Ciao Massimo.
    
    - Ciao Alfredo.
    
    El intermediario está blanco como un papel. Se le acaba de esfumar una oportunidad de negocio como no había tenido en mucho tiempo. Así que se sube en su coche y se marcha sin despedirse.
    
    Alipio se va hacia los capataces que estaban viendo la escena y los pone al corriente. Todos me miran y asienten cachazudos. El patrón tiene pelotas y no se deja pisar.
    
    Despido al camión, dándole las últimas instrucciones y diciéndole que tienen que cambiar las setas de cajas y traernos estas de vuelta, que tenemos que devolverlas.
    
    Hemos terminado. Pero mañana habrá que volver a recolectar. De todas maneras, hoy vamos a celebrar una improvisada fiesta de la cosecha. Busco a Amália y a mi cuñada y las pongo al corriente de lo que ha ocurrido y el canal de ventas que hemos conseguido.
    
    Amália me pone una mano en la mejilla, y ...
    ... besándome en los labios me dice:
    
    - Amor mío, a cada momento me sorprendes más.
    
    Mi cuñada también me da un beso, felicitándome, pero… la condenada no pierde la oportunidad de darme un repaso pectoral con sus tetas. Ya no sé qué hacer con ella. Desisto.
    
    Para celebrar el día, mando a Alipio y a varios hombres a que salgan por la comarca y que me traigan una docena de lechones asados, para la hora de la cena. Y le digo a Amália que encargue catering para la misma hora al restaurante de los familiares de Paulinha. Yo cojo el todoterreno de Ana María y junto con Amália, nos vamos a buscar unas cajas de vino. Hoy vamos a fundir el mundo. Hemos comenzado un negocio inesperado. Cuando termine la campaña, cada persona que ha trabajado recolectando las setas, tendrá en el bolsillo, quemándole, más de 3.000 euros. Y hay familias que han tenido hasta cinco personas trabajando.
    
    La cena se ha convertido en una bacanal romana. Todo el mundo está contento y celebrando. El vino casi no nos llega. Corren las bromas de muy diverso gusto entre el personal, y he notado que me faltan parejas desde hace un rato. No quiero apartarme mucho de la mesa, para no encontrarme dando alguna sorpresa inesperada a nadie. Amália está con las mujeres riendo y bromeando. No quiero saber de qué hablan. Cuando se juntan las mujeres, son peor que los hombres. Así que me aparto un poco y me arrimo a una pared que queda un poco en penumbra, pensando en el día que hemos tenido y gozando de la felicidad de los que ...
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