1. Valeria, mi dulce flor


    Fecha: 06/12/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dirigimos a su casa que estaba muy cerca del centro comercial, fuimos hablando de varias cosas hasta llegar a nuestro destino. Se bajo del coche y me dijo:
    
    Le ayudé a sacar todas sus bolsas mientras nos reiamos cuando confundiamos mis cosas con las suyas, su sonrisa me estaqba turbando y deseaba comermelo en la misma calle, pero no queria precipitarme.
    
    Unas ocho bolsas poblaban el suelo a nuestros pies y Ángel se agacho a cogerlas, convirtiéndosele en una tarea imposible.
    
    Se dio media vuelta y me agarro por el cuello mientras no parábamos de besarnos, eran besos lascivos y nuestras vergas chocaron aumentando nuestras erecciones de manera espectacular. A mí, la excitación de tener a Ángel en mis brazos me hacia muy difícil evitar mi corrida, tarea que resultaba casi imposible cuando su lengua se introdujo en mi oreja y mis manos se metieron por debajo de la goma de sus pantalones con el objetivo de acariciar la piel de su culo y encontrándome con la agradable sorpresa del encaje y la rajita de un tanguita.
    
    En ese momento, Ángel se aparto de mí, pudiéndome fijar en el bulto que asomaba en sus pantalones.
    
    - ¡Espera un momento, Mario!, Ahora vuelvo.
    
    - ¿Dónde vas ahora, cielo? – le dije mientras acariciaba sus manos.
    
    - Es una sorpresa, y además... merecerá la pena.
    
    Se alejó de mí y salió del salón hacia las habitaciones, cogí a copa y la apure con pequeños sorbos, volví a llenar la copa y el calor se apodero de mí desabotonándome la camisa. Encendí la ...
    ... cadena y pues el CD que estaba, era Frank Sinatra y sus mejores baladas, optando por dejarlo pues no podía ponerse mejor música en ese momento...
    
    A los cinco minutos aproximadamente oí como se abría una puerta, seguido del sonido de unos tacones al pisar, mis ojos se detuvieron en la puerta del salón cuando al segundo se mostró. Ángel se había convertido en una preciosa mujercita, vestía el vestido que se compro minutos antes, el pelo se lo había peinado como una chica y, en su cara el maquillaje había resaltado, que no mejorado, su belleza femenina. Unas medias con liguero y unos zapatos negros de tacón eran la guinda del pastel que se mostraba ante mí.
    
    La voz de Frank invitaba a bailar, así que agarre a mi princesa y nos abrazamos, me susurro al oído mientras me lo mordía que la llamara Valeria, percatándome que su voz se había tornado más femenina, como si la transformación hubiera reafirmado su feminidad. Nuestros cuerpos fundidos eran solo uno, Valeria apoyaba su cabeza en mi torso mientras acariciaba mi espalda y me besaba mi hombro desnudo al tiempo que mis dedos jugaban con el bajo de su vestido acariciando la suave piel de sus nalgas. Pasaban las canciones mientras el tiempo parecía que se hubiera detenido, en nuestro mundo particular solo había amor, como si hubiéramos pactado una tregua en nuestros deseos.
    
    El CD de Sinatra llegó a su fin y Valeria me llevo de la mano hasta el sofá, se sentó en él y me puso frente a ella, con sus uñas de porcelana acariciaba mi ...