1. El mejor mes de mi vida.


    Fecha: 07/12/2017, Categorías: Transexuales Autor: erikatv, Fuente: RelatosEróticos

    Erika 01 – El mejor mes de mi vida.
    
    Hola, después de muchos años de leer los relatos e historias de otras chicas travestis de closet, me he animado finalmente a escribir los míos, para así compartir con todos mis propias experiencias. Había pensado iniciar como hacen la mayoría de las chicas, contando mis primeras experiencias, pero al final he decidido escribir sobre lo que, para mí, fue la mejor época de mi vida, hace ya bastantes años. Así que, de momento, sobre mis inicios me limitaré a decir que como muchas otras travestis de closet empecé a vestirme desde muy temprana edad, desde los 7 años de edad, y que mi primera experiencia sexual fue muy temprano, empezando mi adolescencia, obviamente vestida de mujer y con un chico varios años mayor; pero eso es una historia que les contaré otro día.
    
    Hoy quiero contarles sobre algo que me pasó cuando estaba en la universidad, y tenía unos 21 años. Es un relato algo largo, ya que quise recordar todos los detalles de lo que pasó, pero les aseguro que vale la pena. Bueno, en esa época compartía un pequeño apartamento de dos habitaciones con una compañera de estudios, con la que éramos muy buenos amigos. Ella no sabía de mis gustos (aunque creo que sospechaba algo) ya que aunque seguía vistiéndome de mujer, lo hacía en secreto, cuando ella no estaba en casa, y nunca me atrevía que nadie me viera así. Por esa razón, también llevaba bastante tiempo sin estar con un hombre, y aunque entraba muy seguido chats de travestis, y tenía ...
    ... muchos contactos que me hacían proposiciones, al final no me animaba a estar con nadie, por miedo.
    
    Ella era todo lo contrario a mí, era una mujer joven, un par de años menor que yo, bonita y muy sensual, a la que le encantaban los hombres y cambiaba muy seguido de novio. Obviamente, ella tenía ropa muy sexy, y los mejores momentos de mi vida eran aquellos en los que ella se iba a visitar a su madre, que vivía en un pueblo cercano, y me dejaba solo durante varios días en el apartamento, con toda su ropa y maquillaje a mi disposición. Yo tenía unas pocas cosas mías, que usaba cuando estaba en mi cuarto, pero ella tenía muchísima ropa, y era un placer enorme poder probármela toda, e incluso poder usar algunos de sus juguetes sexuales, como su vibrador, con el que tenía largas jornadas de placer anal.
    
    Yo, aunque era delgado y de apariencia un tanto delicada, era muy serio y varonil en mi forma de ser, así que todo el mundo pensaba que era un hombre “normal”, e incluso tenía alguna que otra novia ocasional en la Universidad. A pesar de todo, no se me quitaban las ganas de sentirme mujer, y muchas veces había planeado traer un hombre al apartamento cuando mi amiga no estuviera, pero al final nunca me atrevía, porque no lograba confiar lo suficiente en ninguno de los que conocía por FB como para invitarlo a venir, así que los únicos hombres que venían al apartamento eran los amantes y novios de Raquel (así se llamaba mi amiga), con los que yo casi no cruzaba palabra, más allá ...
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