La playa en el Nordeste brasileño - Relatos Eróticos

La playa en el Nordeste brasileño

Mi amiga Helena me había invitado a pasar unos días en la costa del nordeste brasileño, donde unos amigos le habían prestado una pequeña pero muy cómoda casa.Los dos primeros días estuvimos yendo a una playa cercana, ubicada junto a una pequeña aldea de pescadores.Los hombres nos miraban de arriba abajo cada vez que aparecíamos por allí; ambas íbamos vestidas con pareos que nos quitábamos al llegar a la arena para disfrutar del sol. Entonces todos esos ojos llenos de lujuria se regodeaban desnudándonos con la mirada; como si nos quitaran las diminutas tangas que Helena y yo habíamos elegido usar…Mi amiga se reía y comentaba quién de las dos sería la primera en caer bajo las garras de alguno de esos hombres. Naturalmente, le contesté que seguramente sería ella, que siempre me doblaba en calentura…Al tercer día me desperté temprano, con Helena abrazando mi cuerpo desnudo, después de una noche tremenda de alcohol y sexo entre ambas. Me dolía todo el cuerpo, en especial me ardía la concha, después de sentir tanta fricción por los dedos de mi amiga.Me levanté de la cama; disfruté de una ducha relajante y tomé un buen desayuno. Helena murmuró algo acerca de que después me alcanzaría en la playa y se dio vuelta en la cama.El sol ya estaba alto en el horizonte cuando llegué a la playa.Saludé a varios de los pescadores que arreglaban sus redes y seguí camino a la arena; a un lugar apartado entre las dunas; donde podría quitarme parte de la bikini sin ofender a nadie.Estiré el pareo y ...

... me tendí boca arriba sobre él, quedando pronto sin mi diminuto corpiño; quería broncear mis tetas de manera pareja.Al rato pasó un chico joven que silbó al verme así casi desnuda.Le sonreí y entonces se acercó, con sus ojos bien abiertos y perdidos en mis tetas. Nos pusimos a conversar mientras se sentaba a mi lado. Mi portugués no era tan bueno, pero nos entendíamos bastante bien… Demasiado bien…Comencé a sentir cierta humedad en mi entrepierna y, cuando quise acordarme, ese chico tenía su verga dura fuera de sus pantalones de baño y estaba arrodillado entre mis piernas abiertas.Se reclinó sobre mí y su boca buscó mi boca, dándome un beso de lengua que terminó por humedecerme totalmente. Su verga se apoyó en mi pubis y pude sentirla pesada y muy dura…Me lamió los pezones erectos de a uno y pronto sentí sus dedos hurgando dentro de mi concha, luego de correr mi tanga a un lado. Me desprendió a tirones los hilos de esa tanga y sin darme tiempo a nada se zambulló dentro de mi concha con su verga bien tiesa.Gemí de sorpresa más que de dolor y enseguida comencé a sentir placer, mientras el chico empezaba a bombearme sobre el pareo.Mientras me cogía de esa manera desenfrenada, pude ver que otros dos hombres estaban ocultos entre unos arbustos, disfrutando el espectáculo. Supe que se estaban masturbando…El chico me cogió realmente muy bien. Mi vagina se abrió como una flor para su verga dura y yo le iba susurrando al oído que me cogiera más duro todavía.Pronto mi cuerpo comenzó a ...