El cuñado (Parte 1)
Fecha: 08/12/2017,
Categorías:
Gays
Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues
... sentidos. Tú demostraste lo que vales hace mucho y todos tus compañeros lo saben. Así que no te sientas amenazada por palabras sin sentido de gente que no vale la pena. Los ojos de Valentina centellaron de amor. Me quedé detenido mirando la forma tan especial con que mi hermana lo miraba. Robert le besó la frente y me lanzó una amistosa sonrisa acompañada de un guiño. Finalmente la noche transcurrió hasta que Robert tuve que irse. A partir de ahí, Robert fue visita constante en casa. Muchas veces llegó trayendo consigo pequeños regalos y dulces para mí. Valentina decía que le gustaba consentirme ya que él no tenía hermanos. Yo, obviamente, no me quejaba. Me agradaba ir al cine o al parque con ellos, sobretodo porque Robert siempre me compraba chocolates o helado. Me sentía como un niño malcriado. Un día coincidió que todos los de la casa tenían asuntos de los que ocuparse, y me iba a tener que quedar sólo en casa. Amablemente, Robert se ofreció a hacerme compañía hasta que alguien llegara a la casa. Nada más sería un par de horas. A las 5 de la tarde, mamá y papá salieron su compromiso con amigos. Diez minutos después salió mi hermana a juntarse con una vieja amiga del colegio. Bernardo aún no llegaba de su trabajo de medio tiempo. Para las 6 de la tarde ya nos encontrábamos frente al televisor viendo “Harry Potter y el prisionero de azkaban”. Robert había comprado papas fritas y jugo, por lo que la velada era fantástica para mí. Hacía un calor odioso, por lo que yo estaba ...
... con un short y una camiseta, y caminaba descalzo. Me senté en el sillón y me acurruqué subiendo los pies para recostarme. Robert se acomodó de forma que mi cabeza quedara sobre un cojín que él tenía sobre sus piernas. Me relajé sintiendo sus manos sobre mi cabello (que para ese momento llevaba en una rizada melena), y no me di cuenta cuando caí dormido. Lo último que vi fue cientos de dementores cruzando el lago. No sé cuánto tiempo pasó exactamente, pero unas débiles cosquillas me hicieron volver a la realidad. Mi mente despertó, mas no abrí los ojos inmediatamente. Un cálido tacto acariciaba mi muslo derecho, desde la rodilla hasta la cadera. La tela del short estaba arremangada y sentí dedos hundiéndose entre mi muslo. De pronto mi corazón aceleró y mi cuerpo tembló. Miles de sensaciones se me vinieron encima, pero dos chocaron de forma que me dejaron sin saber qué hacer: a) El tacto era delicioso y suave, y me entregaba escalofríos que se sentían demasiado bien. B) La sensación de que no era algo correcto me atormentaba desde el fondo de mi mente. Como resultado: estaba yo, con ojos cerrados, sin mover ningún músculo, y a punto de morir ahogado pues no me atrevía ni a respirar. Cuando me sentí al borde del desmayo respiré profundamente en lo que quise hacer parecer como un somnoliento suspiro. Su mano se apartó de mi cuerpo como si éste quemara, y se colocó en una tensa posición indiferente. Me revolví como si estuviese recién despertando y me incorporé. En la televisión ya ...