Voy a visitar a mi hija a la universidad
Fecha: 09/12/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
Hace poco tiempo que mi mujer y yo nos hemos separado. Pese a todo, ha sido una separación amistosa. Tenemos una hija que va a comenzar la universidad. Aunque ya es mayor, el hecho de que nuestra separación haya sido así, ha ayudado bastante a que se olvide de todo y se prepare para comenzar sus nuevos estudios.
Yo me he mudado a un apartamento después del divorcio. Es un sitio tranquilo. Solo 3 puertas por piso y vecinos bastante simpáticos. Lorena, mi vecina de la puerta de al lado, no me quita ojo de encima. Es muy guapa y simpática, pero creo que es pronto para enamorarme otra vez.
El otro día bajé a lavar la ropa. No tengo lavadora por el momento y el edificio tiene una pequeña lavandería en el sótano, como en las películas americanas. Cuando llego, Lorena mi vecina está separando la ropa para meterla en la lavadora. Al parecer, tiene un vestido morado que cree que puede desteñir y mira que más cosas podrían quedar moradas.
-Hola vecino, me dice.
-Hola vecina, le contesto con una sonrisa.
Lleva un pantalón corto que me deja ver las bonitas piernas que tiene. No soy de piedra y evidentemente, me gusta lo que veo.
Cuando ha terminado de separar la ropa, se agacha para meterlo todo en la lavadora. Su culo en pompa es la mejor visión que voy a tener hoy.
Cierra la puerta y echa una moneda para ponerla en marcha. Se gira y se da cuenta de que me he quedado embobado mirándola.
-Anda vecino, me vuelve a decir. Ayúdame a levantarme.
Está de rodillas ...
... y parece que le cuesta levantarse o está fingiendo para que me acerque. Me acerco y la ayudo. No quita su sonrisa pícara.
Soy un hombre y tengo mis necesidades, pero no quiero enrollarme tan pronto. Salimos de allí y me propone tomar algo en su apartamento.
Abre la puerta y yo pienso mentalmente: No te acuestes con ella, no te acuestes con ella. Acabas de separarte, querías mucho a tu mujer. Esto no está bien. Por otro lado, pienso que solo querrá tomar algo y ya está. Así que, tú tranquilo.
Me enseña su apartamento. No lo había visto desde que me mudé. Prepara un par de copas de vino y unas patatas y aceitunas.
-No tenía nada más, lo siento. Tengo que bajar al súper a comprar.
-No te preocupes, ya me va bien con esto.
Hablamos de cosas triviales y el tiempo se pasó volando.
Sigue sonriéndome picarona y en un instante, se acerca a besarme. Primero retiro la cara, pero luego no puedo reprimirme y la beso también.
En eso estamos, cuando llaman a la puerta.
-Lorena, oigo que dicen, ¿has visto a mi padre?
-Es mi hija, maldita sea. Digo.
-Escóndete en mi cuarto. Le diré que no estás.
Lorena abrió y le dijo a mi hija que mirara en la lavandería, que tal estuviera allí, que no me había oído volver. Cuando se fue, me dijo que podía salir y volver a mi casa.
-Otro día continuamos donde lo dejamos, ¿eh? Besas de vicio.
Vaya con la vecina, pienso.
Estoy en casa cuando llaman a la puerta. Es mi hija, que no me ha encontrado en la lavandería, ...