Manuela (12)
Fecha: 11/12/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tetas, culo en forma de pera y largas piernas) lleva una especie de sujetador de cuero que levanta sus pechos dejándolos por completo al descubierto; me azota con una fusta de material blando que siento y hace ruido pero apenas me duele. Ambas se han puesto zapatos negros con exagerado tacón.
Estoy excitado y con un cipote de los que deberíamos fotografiar para verlo cuando seamos viejos y no se nos levante, un pollón tieso, duro, rojoamoratado, brillante y tremendamente necesitado en estos momentos de escupir sus jugos más o menos dulzones. Prado, la maestra chiquitita, lleva ya unos minutos mamándome el pene, babeando y dando suspiros y grititos (supongo que de alegría) mientras Marta, la maestra grandota, sigue utilizando su fusta contra nosotros dos y tiene su mano izquierda ocupada en masajearse el clítoris. Voy a aguantar muy poquito si siguen así, estoy muy excitado (me ha puesto muy cachondo lo de estar atado) y ambas se dan cuenta ("ni se te ocurra correrte tan pronto, capullo; espera a que hayamos sacado beneficio de ti o atente a las consecuencias, maricón") dejando de actuar. Logro calmarme un poco mientras se arrodilla Marta en la cama delante de mí y la rubia introduce el vibrador en el mojado coño de su compañera ("no nos haces falta gilipollas; tu rabo no lo necesitamos, cabrón") empezando un rápido movimiento de vaivén adelante-atrás que en poco rato provoca una callada corrida de la mujer penetrada.
Empiezo a notar las molestias de la excitación ...
... sin eyaculación cuando desatan mis manos ("no te mereces nuestros cuerpos, macho de mierda; no deberíamos darte gusto"), la grandota se tumba en la cama y yo me pongo encima de ella penetrándola con ganas mientras Prado juega con sus dedos y el consolador en mi culo ("después me toca a mí, déjate fuerzas porque lo necesito"). No se podrá quejar Marta (de hecho no dice nada salvo una serie de fuertes jadeos) porque estoy bombeando más que en toda mi vida en este coño empapado y caliente, tanto que no ha podido seguir el ritmo con la polla de plástico (menos mal, porque sigue sin gustarme nada de nada) la rubia pequeñita y decide tumbarse sobre mí apretándose, empujando hacia abajo y hundiéndome más y más en su amiga. La corrida de la maestra que me estoy follando es profunda, callada y larga; no dice nada de nada y cuando me separo de ella, me levanto (con Prado en mi espalda) y giro hacia uno de los sillones donde descargo a la rubia parece que ya se ha dormido.
"Tu culo rubita, quiero darte por el culo para agradecer como has usado el consolador conmigo. Pónte a cuatro patas sobre el sillón; ¿tienes vaselina o crema que pueda darme en el rabo?"
Me ha costado poco trabajo penetrar ese pequeño y bonito culo, se nota que tiene práctica. Con la mitad de la polla dentro ha empezado un movimiento lento y suave adelante y hacia atrás que me resulta muy cómodo y gratificante ("me encanta un rabo gordo en el culo, me excita mucho") al mismo tiempo que se masturba con la mano ...