1. Barbería, Folladero 1 y 2 de Wakandia


    Fecha: 11/12/2017, Categorías: Gays Autor: Tothem, Fuente: CuentoRelatos

    ... deferencia con la gente, aquí en este país ya se sabe que el nivel de parámetros culturales no es como el nuestro. Me debo al altruismo hacía esa gente y darles información para que algún día tengan una oportunidad en nuestra empresa. Bueno, después nos vemos en el bar —dijo Cesar dándole unas palmadas afectuosas.
    
    A Cesar le fue entregado el curriculum de dicha chica que esperaba afuera, la cual su edad era de 18 años y en profesiones anteriores constaba “kamarera, friegaplatos, cosina y mujer de la limpiesa” constando al final “kiero trabajar de relasiones publicas, no tengo esperiensia aunque si muchas ganas”. Entró, era rolliza de baja estatura lo que hacía destacar más esos abultados pechos desmesurados para su edad; llevaba el pelo desordenado y teñido de rojo, lo que hacía juego con sus generosas mejillas rosadas. Tomo asiento ante Cesar, sus movimientos eran desgarbados, al apoyar las manos en la mesa pudo observar que eran pequeñas y regordetas con unas uñas pintadas de color negro, lo que le daba esa apariencia rara y de desorden de la moda. Cesar una vez sentada la escruto con la mirada sin decir palabra; ellas se movió con brusquedad y nerviosismo. Solo tras un silencio:
    
    —Bu… bu… buenos días… yo vení… venía, por lo del empleo ese de relasi… relasi… perdón, relaciones públicas —dijo al final con la respiración más calmada y la mirada inofensiva.
    
    —¿Talla de pecho? —pregunto Cesar.
    
    —¿Co… com... cómo dice? Perdón, no he oído bien —responde ella algo ...
    ... descolocada.
    
    Cesar se quita las gafas y las limpia con un Kleenex con parsimonia y se las vuelve a colocar y con los ojos muy abiertos tras las gafas recién limpiadas dice:
    
    —¡Que tienes unos melones muy grandes para ser tan joven! —y rompe a reír a carcajadas.
    
    —Uso una 110 D —dijo arqueándose y marcándose más a través de la camiseta roja que llevaba enfundada en la cintura de sus raídos vaqueros.
    
    —Anda, ¡enséñamelas, libéralas!, me pica la curiosidad.
    
    Algo desconcertada la chica se levantó, se sacó la camiseta de dentro de los pantalones y la subió hasta encima de su sostén dejándola en el cuello, quedando a la vista dos pechos voluminosos enfundados dentro del sujetador.
    
    —¡Súbete el soporte, la virgen! —dijo refiriéndose al sujetador.
    
    Una vez levantado salieron dos protuberancias mamarias, como si fueran expulsadas cayeron rebotadas sobre su vientre, eran semejantes a dos peras enormes con unos pezones grandes en su parte baja.
    
    —¡La hostia puta! Vaya dos torpedos que me gastas tan joven. Levántalas y las bamboleas.
    
    La chica disciplinada empezó a moverlas en vaivén de un lado para otro siendo compactas y blandas a la vista de Cesar.
    
    —¿Has hecho nunca una cubana?
    
    —No sé qué es…
    
    —Siéntate otra vez y estrújatelas —dijo Cesar al mismo tiempo que se desabrochaba el cinturón.
    
    Una vez sentada, con los pechos juntos pudo ver como Cesar estaba delante de ella con el pene completamente erecto y se lo sacudía. Se agacho e introdujo el pene por la parte ...
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