Barbería, Folladero 1 y 2 de Wakandia
Fecha: 11/12/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Tothem, Fuente: CuentoRelatos
... baja hasta quedar encajada contra el esternón y oprimida por las ubres. Empezó un sube y baja con golpes de ingle.
—Oh, oh, oh… esto está algo seco, babea un poco encima de ese glande que te sale por arriba, esto funciona como un motor, debe tener lubricación.
La chica babeo encima, los movimientos de Cesar se volvieron más rápidos, parecía un conejo, pequeñas tacadas hasta que se ponía de puntillas. Jadeaba, ronroneaba.
—¡Bambolea de arriba abajo, no tardaré en correrme!
Las manos de ella subían y bajaban dando impulso a sus pechos.
—¡Cuando salga la primera descarga que ya no tardará, no quiero que pares, sigue hasta que te diga basta!
Nada más decirlo salió la descarga de semen con mucha propulsión impactando en el ojo derecho de ella, la segunda le alcanzó los labios y en el crescendo la barbilla y cuello escurriéndose en la canaleta de sus pechos y donde aún estaba situada la polla de Cesar. El cual lanzo un bufido de búfalo y quedose estático mientras ella seguía con los movimientos. Al apartarse de su cara y pechos estaban embadurnados de leche. Cesar se acercó y le lamió la cara recogiendo en su boca su semen y después le dio un morreo con lengua haciendo el traspaso de mercancía hasta la boca de la chica. Se subió los pantalones, se puso tras su mes y tiro los Kleenex a la chica.
—Admitida, la semana que viene empiezas.
José, la citada Merche y su marido ya se encontraban en el bar cuando Cesar fue a saludarlos, su charla era de tono ...
... literato, al percatarse de la presencia de Cesar hicieron las correspondientes saludaciones. Recordaron viejos tiempos universitarios y Merche les presentó a su marido, un señor que rebasaba la cincuentena, erudito y también catedrático el cual pintaba con las manos su charla de corte intelectual. Cesar les enseño las instalaciones, haciendo hincapié que como gestor del complejo era un gran reto, el lugar lo merecía e intentaban inculcar al personal empatía hacía sus clientes. Constaba de un hotel, jardines y una piscina de proporciones considerables, en la cual terminaron el recorrido.
—Aquí tenéis lo necesario para relajaros y si necesitáis nada, solo tenéis que pedirlo —dijo Cesar en tono servicial— Sé que es algo opuesto de donde venís, pero os gustara.
—Tengo entendido que hay bastante naturaleza en los alrededores —dijo el marido.
—Sí, y no solo eso, también podéis disfrutar de la playa arenosa y sus dunas —contesto Cesar.
—Mi marido quiere coger unos apuntes para unos estudios, mañana sin falta le gustaría dar un paseo —dijo Merche.
—Claro que sí, no hay problema, podrán ir.
—Aunque yo bajaré a la playa, me apetece tomar algo el sol —contesto Merche.
—Como queráis, yo pensaba ir con mi amigo José, a ver si le encontramos pareja —dijo con acento irónico Cesar.
—La playa por lo que he leído se presta a observaciones literarias, ese lirismo visual provoca en la mirada esa… —dijo con acento intelectual José.
—¿Por dios! Estáis de vacaciones… ¡Disfruta la ...