1. La vida después de Balbi y Cris


    Fecha: 12/12/2017, Categorías: Incesto Autor: apatino, Fuente: SexoSinTabues

    ... Coca-Cola, que me aceptó. Sara se sentó en el sofá y yo volví con la Coca-Cola. Ya jugaba con "Salao" que daba brincos y botes y la lamía como un loco. Eso mismo quería hacer yo. Sara se bajó al suelo y se sentó de forma que cogía al perrito entre sus piernas y de paso yo veía unas braguitas blancas que acabaron de ponerme la polla bien dura. Yo el serví la bebida mientras no la quitaba ojo y ella a su vez, de reojo, percibía como yo la miraba. Estuvo así un rato, jugueteando con el perro. Yo me senté en el sofá y me recliné en el respaldo disfrutando del espectáculo. En un momento dado, el perrito vino hacía a mí para querer jugar conmigo también y se enredó con uno de los cordones de mis zapatos. Sara le dijo que eso no se hacía mientras le llamaba malo, como si fuera una madre que regaña a su hijo. Yo estaba con las piernas abiertas mirando divertido. Sara se levantó cogió al perrito y se sentó en el sofá, justo entre mis piernas. Cogió al perrito y se lo llevo enfrente de la cara mientras le decía "malo, malo", riendo. Yo la tenía allí mismo. Estaba casi paralizado. No sabía muy bien como seguir. No quería que la niña pudiera asustarse por cualquier movimiento mío que no le gustara. Pasó un minuto y Sara que se movía nerviosa con el perro entre sus brazos que no paraba de mordisquearla, se incorporó un poco y se sentó encima de mÍ. Vamos encima exactamente de polla a punto de estallar. Ella, naturalmente la notó y no hizo otra cosa que sentarse con más energía moviendo ...
    ... el culito a un lado y otro para acomodarse mejor. Entonces yo, creyendo entender que la niña quería seguir adelante, acaricié al perro con la mano derecha para seguidamente apoyarla en su muslo derecho. Me quedé quieto y no pasó nada. La niña no me quitó la mano y seguía jugando con el perrito, recriminándole en broma, llamándole "perrito malo". Como yo no lo acaba de tener del todo claro y, dado que yo no quería hacer nada que molestara a la niña, empecé a retirar la mano poco a poco. Cuando se dio cuenta de ello, Sara me cogió la mano y la dejó sobre su muslo, solo que esta vez más arriba muy cerca de sus braguitas. Entonces si ya estuve seguro de que la niña consentía, aún así decidí ir despacio. Primero acerqué más mi mano de forma que con el pulgar rozaba sus braguitas suavemente. Ella seguía jugando con el perrito como si nada, pero abrió más las piernas para facilitarme las cosas. Aquello me encendió aun más y entonces ya si empecé a acariciarle el chochito por en encima de las bragas. Sara se recostó sobre mi pecho y abrió aún más las piernas mientras soltaba al perrito en el sofá. Yo le metí la mano por debajo de las bragas y me sorprendió lo mojado que lo tenía. Estaba claro que aquella niña estaba tan caliente como yo. Como el perrito no dejaba se subirse encima de nosotros, me incorporé cogiendo a Sara en brazos y la llevé al dormitorio. Según íbamos hacía allí yo besé a la niña en la boca. Ella abrió la boca y me dio su lengua, lo que me sorprendió y a la vez me ...
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