1. La vida después de Balbi y Cris


    Fecha: 12/12/2017, Categorías: Incesto Autor: apatino, Fuente: SexoSinTabues

    ... en el banco solitario y si jugando con otros niños. La saludaba a los lejos y ella siempre dejaba un momento de jugar y se me quedaba mirando, más seria, con una mirada distinta y perturbadora que hacía que la deseara aún más. Pasaron unos días y yo buscaba la fórmula para estar a solas con ella en casa pero probablemente la niña no encontraba excusa suficiente como para meterse en casa de un adulto, "el triste", sin que aquello fuera sospechoso. Así que decidí cambiar de estrategia y darle ese motivo. Me fui a la perrera municipal y busqué al cachorro más entrañable que pudiera encontrar con el objetivo de adoptarlo. Y lo encontré. Era un perrito "mil leches", sin raza definida pero que seguro que podía despertar los instintos maternales de cualquier mujer. Y, después de los trámites oportunos, le compré una correíta y me lo llevé a casa. Como me esperaba fue una revolución, todos los niños del barrio se acercaban con exclamaciones cariñosas hacía el perrito. En cerca de la puerta de casa, allí estaba ella. Como es natural, se lanzó como uno más a acariciar, abrazar y casi estrujar al perrito "Que mono! como se llama?" preguntó ella. Yo le contesté que no tenía nombre y que eligiera ella uno. Se quedó pensando y dijo riéndose "triste, no!!! ja ja" los otros niños se quedaron un poco cortados por decir mi mote en alto, pensando que yo lo desconocía, "llámale, salao". Y me pareció estupendo, así que con "Salao" se quedó. La verdad es que el perrito me hacía mucha compañía y ...
    ... siempre que lo bajaba se montaba una gran algarabía, tanto entre niños como en mujeres adultas, lo que hizo que me empezara a sentir menos solo. Siempre que podía lo bajaba cuando sabía que estaba ella, Sara, ya es hora de decir su nombre y jugaba un rato con él. Cuando otros niños perdían interés Sara se quedaba y hablábamos sobre el perro, lo que comía, que si era listo, y esto y lo otro. Un día, reiteré mi oferta y le dije que se pasara por casa cuando quisiera para jugar con él, que al perrito además le vendría bien. No tuve que esperar mucho, la verdad, esa misma tarde llamaron a mi puerta y allí plantada estaba Sara. Me quedé pasmado. Parecía que se hubiera vestido para la "ocasión". Vestía un top de color rosa, que dejaba su tripita al aire y mostraba unos pechitos incipientes con unos pezones muy marcados, una fadita corta también rosa con volantitos, que dejaban ver todos sus muslos y sandalias blancas. Me di cuenta que, o había crecido esas semanas que llevaba yo allí, o que era más mujer de lo que aparentaba normalmente. No la vi tan delgada, tenía unas formas muy bien hechas, más caderas de las que yo recordaba y unos muslos muy bien redondeados. Casi de inmediato, mientras ella me preguntaba que si podía ver a "Salao" sentí una erección monumental ante ese espectáculo de belleza. Naturalmente le dije que sí a la vez que "Salao" venía corriendo pues se había despertado al oír la voz de Sara , moviendo el rabo nervioso y contento. Le dije que pasara y le ofrecí una ...
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