1. La junta


    Fecha: 07/08/2020, Categorías: Jóvenes Tus Relatos Autor: EmmaReyRey, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Trajes y corbatas. La mesa de juntas estaba ocupada por los doce miembros más importantes de la junto directiva de "Cummings Advertising". Don William Donnery, "Willy", presidía desde hacía 10 años como CEO, y bajo su mando la compañía había crecido hasta ser una de las tres más importantes de Iberoamérica, y esas "juntas" se habían vuelto legendarias. Todos querían formar parte y saber si era verdad lo que decían.
    Ese día las secretarias usaban uniformes arreglados a detalle para la ocasión y recibían un "bono especial" al finalizar la jornada que solía durar de cinco a ocho horas enteras: las falditas ocupaban apenas el espacio para cubrir sus preciosas nalgas pero las medias y los ligueros quedaban expuestos a la vista, cuando se inclinaban para servir el café se les asomaban los coños como capullos floreciendo y reventando debajo de las tangas de encaje e hilos, las que llevaban ropa interior; las camisas de vestir blancas desabrochadas hasta el ombligo, dejando ver debajo los brassieres a juego con la lencería y las tetas apretadas que se sacudían con cada respiración, se pintaban las bocas de rojo y se arreglaban en cabello en coletas altas, todas usaban gafas negras aunque no necesitaran aumento; exhalaban un hálito de sensualidad detrás de los perfumes caros y los tacones altos. Habían seis de ellas, tomando notas, ajustando las presentaciones, entregando informes y retirando las copas vacías para devolverlas llenas; iban y venían y los ojos de los empresarios ...
    ... las seguían a donde fuese, pero nadie las tocaba, nadie les decía nada, sólo estaban para adornar, no eran más que los cuadros en las paredes, aunque su función era la de erotizar el ambiente y aligerar las tensiones. 
    Cuando el receso llegaba todos sabían qué era lo que se avecinaba, aunque afuera de esa oficina aquello sólo era un mito. Las secretarias abrían una puerta alterna que daba a otra sala y de ella salían doce jovencitas de entre dieciséis y dieciocho años, todas vestían lencería de encaje, tacones altos, picardías transparentes, unas boquitas pintadas con labiales brillantes y escarchados, aretes, anillos, joyas que brillaban tanto como sus pieles juveniles y los aromas de los perfumes franceses impregnaban el aire cuando entraban, así como el repiqueteo de sus tacones. Doce jovencitas, para doce señores. 
    Nunca se repetian, en cada junta eran distintas y todas estaban ya distribuídas según los gusrtos de cada uno: a Willy siempre le dejaban la rubia de cabello cortito con tetitas pequeñas y una cintura que le cabía en las dos manos, la nenita se le sentaba en las piernas con las suyas abiertas y se abalanzaba a abrazarle como si la vida se le fuera en ello, los pezones erectos y rosaditos le rozaban debajo del babydoll transparente con incrustaciones de piedras ambar, tenía el cabello suelto siempre y parecía que fuese siempre la misma de lo precisas que eran las secretarias en buscar siempre chicas con los mismos rasgos: ojitos azules y boquita carnosa, de ...
«1234»