1. El Jardinero Dotado


    Fecha: 07/09/2020, Categorías: Infidelidad Tus Relatos Autor: Contador4u, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Corrí la cortina de la ventana del jardín y me quedé de una pieza al ver la imagen del otro lado del cristal. Por instinto y sin reaccionar propiamente, entre sorprendido y excitado, sigilosamente la cerré de nuevo. Dado que había olvidado mi teléfono celular en casa, tuve que regresar de mitad del camino a la oficina, después de dejar a mis hijos en el colegio; no llamé para anunciar mi regreso y mi esposa no advirtió cuando entré a la casa, entretenida como estaba en el jardín. Al no encontrarla dentro de la casa, inferí que debía estar dando instrucciones al jardinero al recordar que él estaba llegando cuando yo salía. 
    Para mi sorpresa me encontré con aquella visión y me quedé atónito detrás de la cortina viendo que mi mujer le agarraba la verga al viejo jardinero, empuñándola y jalándosela; él sonreía y la miraba con lascivia mientras ella le anticipaba lo que vendría enseguida -Ya le toca regarme el jardincito con su manguerota Sr. Jardinero, lo tiene muy descuidado...pero primero se la voy mamar para recordar a qué sabe su rico juguito...le dijo y se chupo los dedos mojados con el jugo pre-seminal que le escurría por el ojillo de la verga. Me mordí los  labios viendo como se le inflamaba la verga al jardinero, que hace un momento tenía a media erección y en este momento, respondiendo a los toqueteos y palabras de mi mujer, crecía en extensión y grosor hasta ponerse completamente dura, arrancándole a ella una sonrisa llena de deseo. -Qué delicia! musitó. 
    
    Mi ...
    ... mujer estaba de pie frente a él, y todavía llevaba puesta la misma pijama con la que la dejé en cama antes de salirme a trabajar, un conjunto de short que deja ver la mayor parte de sus blancas nalgas, y una bata corta de seda que el jardinero ya había empezado a desabrochar al tiempo que no dejaba de mirar como se marcaban sus duros pezones que el excitaba con rudos dedos, y su enormes redondeadas tetas que se le balanceaban al ritmo que le jalaba la verga, amenazando con liberarse de la escasa tela que aún las aprisionaba dentro de la bata desabrochada. -Qué buena está usted Señora! le susurró excitado. No pude más que asentir y confirmar al ver aquel torneado culo y las abundantes tetas que apenas hasta anoche creía solo míos. 
    
    Él estaba medio sentado, apoyando su trasero en el filo de la mesa de jardín, bajo la sombrilla, el pantalón desabrochado había caído hasta sus rodillas, las piernas abiertas y estiradas, y mi mujer en medio de ellas recargando el vientre de vez en vez en la verga parada que no soltaba cuando él la besaba en la boca. Con sus manos toscas y gruesas  metidas entre las escasas ropas de mi mujer, le acariciaba delicadamente las tetas y las nalgas. Ella se dejaba hacer disfrutando la manoseada mientras se le mojaban las manos con el pegajoso jugo que abundantemente escurría de la verga del jardinero, y con el que ella se la lubricaba recorriéndola desde el tronco hasta la punta y de regreso, descubriendo una cabeza de verga grande y ancha al bajarle el ...
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