La Marina, la Beatríz, y la Rosa.
Fecha: 16/12/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: axel, Fuente: CuentoRelatos
Siendo adolescente y mi carácter de chico extremadamente orgulloso y egocéntrico por demás, me sentía el centro mismo del universo y como que todo en el mundo, girase en torno de mi persona.
Era el estudio y el querer aprender siempre más, más y más una parte de esa manera de creerme lo mejor de lo que en el mundo existía, y embuído siempre en ese petulante carácter, a todo y sobre todo a las chicas, solía verlas como despreciable cosa indignas de alternar "con mi excelsa persona".
En la misma cuadra de mi casa, vivían tres chicas vecinas las cuales gustaban mío. Eran, la Marina, la Beatríz, y la Rosa.
La Marina y la Beatríz, un poquitín menores que yo; pero la Rosa, era mayor.
A las tres, yo las miraba con el más total desprecio, y era uno de mis deleites mayores, el verlas siempre atentas a todo lo que yo hiciera.
Un día, las tres se reunieron para tratar muy seriamente así "mi caso", y ese día...fue el comienzo de mi debacle. Ese mismo día, a la tardecita y ya habiendo ellas tres deliberado sobre lo que habían acordado, al coincidir conmigo en el almacén del barrio y mientras esperábamos nuestro turno de ser atendidos, las tres juntas, riéndose de manera por demás socarrona y mirándome ahí cerca de ellas donde me encontraba en ésa mi manera ufana y altiva de siempre, se me acerca una de ellas y en voz muy bajita y casi al oído, así me dice:
-"Andá preparándote, bichito...porque está muy próxima tu hora de comenzar a ser el esclavo y juguetito de ...
... nosotras tres".
-"¿Pero porqué no se van a la mierda!???!!!" Recuerdo, les dije en voz baja y repleto de la más abundante rabia y como a punto de llorar. ellas, reían con las más cochinas de sus burlonas risitas.
Sí: la declaración de erótica guerra...había quedado allí sellada.
-"¡Putas...putas de mierda..!" -Recuerdo, pronunciaba yo en voz muy bajita casi para mí solamente, mientras todo mi misógino ser machista y antisocial, destilaba odio e indignación por lo ahí de ellas escuchado, mientras mis labios temblaban en unas ganas de llorar horribles. Obviamente, mi adolescencia estaba debatiéndose en el más estúpido carácter donde una orientación rayana con lo homosexual y misógino, trataban de apoderarse de mi ser entero.
Debo decir para sólo a los efectos de aclararlo para que se tenga una estética idea de lo que era yo entonces, que era -en verdad y sin ánimo de ser petulante e inmodesto-, un muy hermoso ejemplar masculino de figura altamente apreciada por el femenino sexo al cual yo, odiaba con todas mis misóginas fuerzas.
De rostro y cuerpo como extraído de esos modelitos que aparecen para hacer suspirar a las chicas, así..exactamente así, era yo.
Las tres, como vecinas que eran y, además amigas de casa y muy afines a mamá ya que nuestras familias respectivas eran muy dadas, las tres, como decía, vivían viniendo a mi casa lo que era para mí, como una tortura insufrible.
Sin yo jamás atenderlas, vivían haciéndome bromas las que eran siempre disfrutadas por ...