1. La Marina, la Beatríz, y la Rosa.


    Fecha: 16/12/2017, Categorías: Incesto Autor: axel, Fuente: CuentoRelatos

    ... salir de las bocas de cada una, en aquella contínua alternancia donde las tres me mamaban como energúmenas. yo, me retorsía desesperadamente caliente y como enloquecido en un placer que me hacía ver que ya...había caído completamente a los pies de las tres.
    
    Se largaban las carcajadas viendo aquel escandaloso tamaño de mi despampanante verga, y la agarraban y la estiraban y la miraban y se reían como cochinas y se la daban en la cara así unas a otras y mi verga sonaba en sus cachetes, boca y narices. Y le zampaban sonoros besazos que me hacían brincar a los gritos por las cosquillas de sus sonoros labios en aquellos golpes de violentos besos, que las hacía soltar las carcajadas mientras los orgasmos...comenzaron a invadirme entero.
    
    Un torrente de cremosa leche comenzó a saltarme como interminablemente, y las caras de las tres iban quedando blancas de semen entre sus gritos y carcajadas en aquéllo que era ya, una verdadera orgía de lujuriosidad indiscutida,loca, desesnfrenada...
    
    Mamadas y folladas comenzaron la alternancia orgiástica de aquella joda, y yo era el juguete de las tres ...
    ... ahí compartiéndome sin escrúpulos ni pena ninguna.
    
    Me hacían lamerles el culo, los pies, el coño y sus femeninas anatomías todas, y yo iba quedando enteramente envuelto en esa cosa de un deleite en sentirme así capturado por ellas y sus maneras de hacerme, hacerme y hacerme.
    
    Horas enteritas en ese debút lujurioso donde comencé a ser esclavo de las tres, para luego desatarme y comenzar a hacerme llevarlas sobre mis hombros así acaballadas en una monta donde era yo, ahí en mi propia casa, el caballo de ellas tres montándome desnudo y caliente; y éso, sería cosa que en adelante, iría a ser una de nuestras más practicadas costumbres.
    
    Ahora, un día sí y el otro también, era yo el juguete sexual de ellas. Cerca existía un tupido monte con un gran arroyo por el medio a donde íbamos para ser yo el objeto sexual de ellas , y ya algunas veces llevado por una sola a veces, como a veces por dos, o por las tres juntas,las otras. Así, era yo el objeto con el cual se divertían como diablas, las tres.
    
    Así...¡ay..! ¡qué cosa! así, vine a caer bien a los pies, de la Marina, la Beatríz, y la Rosa. 
«123»