1. Al cuidado de mi sobrina


    Fecha: 16/12/2017, Categorías: Incesto Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos

    ... se levantó hacia la cocina. Me excité otra vez cuando vi cómo se acomodaba el pantaloncito, que se le había metido en la cola. Tenía un culo bien redondito y duro. Carne joven para un veterano con muchas guerras encima.
    
    Alejandra golpeó suavemente la puerta y le dije que pasara. Yo me había recostado boca abajo, tapado con la sábana, pero sólo en calzoncillos. Me preguntó si me sentía bien y si quería que me hiciera masajes. Sin que yo pudiera hace nada, me pidió que me quitara la remera y que pusiera los brazos debajo de mi cabeza. Sus manos eran muy suaves. Primero me acarició el cuello, pero de a poco fue realizando movimientos imperceptibles con las yemas de sus manos en mi espalda. Mi erección era incontrolable, pero ya no me importaba. Me preguntó si me molestaba que me acariciara la cola. Le dije que no. Me bajó lentamente los calzoncillos y con sus manos comenzó a jugar. Yo estaba súper excitado. La punta de sus dedos hacía contacto con mi miembro cuando deslizaba sus manos por mis nalgas. "¿Y esto qué es?", me preguntó ya directamente después de tomarlo entre sus manos y recorrerlo con sus dedos. "¿Puedo probarlo?", susurró. Asentí con mi cabeza y me di vuelta para poder apreciar tremendo espectáculo. Ella recorría una y otra vez con su lengua todo mi glande y acto seguido lo hacía desaparecer por completo en su boca. Succionaba hasta quedarse sin aire y después lo llenaba de saliva para que sus manos no opusieran ninguna resistencia.
    
    Hice fuerza para no ...
    ... acabar y pude contener el orgasmo. Le pedí que se quitara la musculosa para poder chuparle las tetas. Se la sacó y también dejó a un lado el pantaloncito. Su sexo olía muy bien, estaba muy mojada. Se inclinó sobre mi pene y me ofreció su hermosa concha depilada para que le hiciera una buena lamida. Gemía sin hacer demasiado ruido, para evitar que mi hermana nos sorprendiera, pero temblaba como una poseída cada vez que llegaba a un orgasmo. La puse en cuatro y apoyé la cabeza de mi pija en su entrada. Entre su excitación y mis besos, logré penetrarla sin resistencias. Ella empezó a moverse como una loca. Le mordí el cuello y eso la puso más loca todavía. Daba grititos pequeños, pero gemía sin parar y eso me excitó mucho más. "Ahora la quiero en mi culo, Tío". La saqué de su vagina y la apoyé en su botón diminuto. "Nunca lo hice por ahí", me dijo y eso me excitó más aún. Entré suavemente y evité moverme por unos minutos para evitar que le doliera. "Me encanta que me la des por el culo", me dijo cuando ya habíamos tomado un ritmo de ida y vuelta. Le llené el culo de leche. Cuando saqué mi polla, ella me la limpió con sus labios. "Te dije Tío que te iba a atender bien".
    
    Estuve toda una semana cogiendo con ella. A veces entraba al baño, me comía la pija y se iba golosa con la boca llena de leche. Demoré un poco la mudanza porque esa pendeja era un volcán en erupción. Recién la noche anterior a volver al trabajo les avisé que había conseguido un nuevo departamento. "Tío – me dijo ...