1. El escondite.


    Fecha: 21/09/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X


    El caracol de la torre de la Iglesia, no solamente era el lugar donde se puede esquivar las miradas de los demás, cuando se trataba de hacer “travesuras” con alguna pareja. Era un secreto a gritos que había sido usado por mucha gente, desde hacía muchos años también, creo que desde que construyeron la torre se empezó a usar para los mismos fines. En eso concluí en razón de haberla frecuentado tanto como lo estaba haciendo y es que, en cada sesión en ese lugar, me preocupaba que alguien nos llegara a sorprender. Sin embargo, había un detalle que parecía haberse establecido con todos los “usuarios”. La puerta era la original, nunca ha sido reparada ni modificada, no tiene cerrojo ni medios para ponerle un candado, abre hacia adentro y la única forma de asegurarla es colocando una tranca de madera que, curiosamente, siempre está recargada sobre cierta parte de la pared o colocada atrancando la puerta por dentro para que no se pueda abrir. Es una regla no escrita ni consensada, que cuando no se puede abrir desde afuera, es señal de que está ocupado por alguien, por lo que no se insiste en entrar, habrá que esperar turno, eso me daba seguridad cuando me tocaba ir a coger con el Grillo, ya estaba hecho que a nosotros nos tocaba hacer la llamada al rosario y si no había algún intruso que se agregara, hacíamos de las nuestras. Con Hilario cogía en su casa, cuando su esposa se iba con su mamá a otro pueblito de la región. El Grueso de plano “me puso casa”, me acondicionó un lugar ...
    ... para descansar, estudiar, hacer alguna tarea escolar o coger con él.
    Cuando se cebó con don Roque en el paseo por la lluvia, mi mente empezó a trabajar para encontrar donde hacerlo con él. Vivía solo, pero siempre tenía visita de su familia y hasta se quedaban a dormir casi a diario. En el escondite no se podía, si alguien nos viera, no había razón que justificara su presencia en la torre. En el bañito dejé de hacerlo con Hilario y el Grueso, sería muy evidente si nos vieran caminar por ahí o que siempre fuéramos los últimos en salir, lo mismo sería con don Roque, así que habría que buscar un lugar sin riesgos. Cada sábado, él iba al cerro por una res que vendía al carnicero para la matanza y varias veces me invitó, pero también le sacaba a que nos vieran salir y llegar juntos, la gente nomás estaba viendo para echar habladas, pero había que hacer algo, sin comentarlo, los dos traíamos el mismo pendiente y urgencia, porque no decirlo.
    No estoy bien cierto de la razón, pero un sábado habría que traer 3 reses para la matanza del fin de semana e invitó a 2 amigos para que le ayudaran. Un día antes, de pasada lo comentó con mi abuelo y hasta lo invitó proponiendo que me llevarían para que “me diera el aire” y hasta montaría yo solo en un caballo y que él se encargaría de “las gordas” (el almuerzo), pero dijo que en esa ocasión no podía y accedió a que yo fuera, pero en el anca de su montura porque nunca había montado solo. Sin querer queriendo, todo se acomodó a nuestro propósito, ...
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