A las ordenes de mí mujer
Fecha: 19/12/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... ocupar mi lugar en ese momento.
Me encontraba espectante, esperaba ver qué iba a ocurrir. Y lo que ocurrió fue que Isabel, al escuchar que Diego salía del baño se dio media vuelta y quedó sentada sobre la cama esperándolo.
Éste se acercó y se puso, de pie, delante de ella. Isabel con una mano comenzó, despacio, a tocarle suavemente los huevos y sin soltarlos, incluso apretando un poco, lo que permitió que el miembro subiera hacia arriba y bajando ella su cabeza se pudo meter esa atrayente polla en su boca. No se oía nada, algún ruido de fondo que parecía indicar que Esther y Carlos estaban hablando, pero nada más, lo que permitía escuchar el ruido que Isabel hacía mientras estaba mamándosela a Diego;éste me miró y yo, ya sin nada que ocultar lo mire a él sin bajar la cabeza. Sonrió y le dijo a Isabel si quería que la follara un poco a lo que ésta respondió dandose la vuelta y "a cuatro pies" se puso en una posicion que permitía a Diego darle por donde quisiera. Diego eligió, y acertó plenamente, en follarle el coño.
Yo estaba asombrado de cómo una polla así podía entrar en un coño(yo ya antes lo había probado)tan estrecho y como ella comenzaba a dar grititos, esos grititos de placer que se dan cuando algo es pleno y te llena completamente de lo que sea, en este caso, de placer. Si bien Diego era en un principio el que marcaba el ritmo con sus acometidas, poco a poco fue pausandolas y fue Isabel la que, sin querer que aquello terminara(se le veía la cara de guarra ...
... que tenía;una cara exhultante y llena de placer)era la que acabó moviéndose, era ella la que ahora marcaba el ritmo, el cuándo la polla de Diego iba a entrar en ella.
Yo estaba nuevamente empalmado y dandole algunos masajes a mi polla, que se me puso como nunca pensaría que llegara a ponerse:ahora podría decir que la tenía tan gorda como Carlos, aunque era Diego el verdadero"macho" que estaba en la casa. Cogí la polla de plástico que estaba sobre la mesilla y comencé a darle lametones e introducirla en mi boca. Mientras tanto Carlos se hechó en la cama, y Isabel se dirigió a mí y me dijo:¡Chocho! Ahora vas a ver como lo que te dije antes no era mentira, y acto seguido se metió el nabo de Diego por el culo, despacio pero hasta el fondo, y tenedido todo él dentro y sin sacarlo, comenzó como a girar sobre él y a gritar, sí, a gritar de placer. No lo sacaba de su culo parecía que quería que nunca se lo sacara de allí. En voz alta comenzó a decir:Diego, chulo, eres un chulo y voy a ser tu puta, te lo juro, que polla tienes hijo-puta. Eres un veradero macho sin necesidad de más adjetivos. Follamé así, que tu polla me reviente, sigue, sigue, sigue. . . . Gemía y gritaba. Desde luego no era para menos.
Y aquí llega el momento algido:Diego, que tenía los brazos extendidos sobre la cama, levantó uno de ellos e hizo un gesto para que me acercara. Me sorprendió, pero no quería decir no, pero tampoco quería acudir velozmente. Me levanté y poco a poco me acerqué a él. De pie al lado de ...