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La soledad de los llanos (Capitulo 6)
Fecha: 21/12/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Carlos Nagasaki, Fuente: CuentoRelatos
... caso era diferente al de Villarreal. No obstante, la dificultad se presentaba con la cantidad de amigos del objetivo. El muchacho siempre se consideró como un defensor del débil. Un protector del desvalido. Estaba seguro que en Reynosa muchas personas agradecieron su acción. Pero en San Miguel las cosas eran distintas. Al indagar sobre Don Agapito Ramírez se dio cuenta que no obtenía lo que realmente deseaba. <<Toda la gente admira y aprecia al viejo>> Don Agapito Ramírez era un hombre trabajador de 51 años. Todos los días visitaba su rancho. Supervisaba las cosechas y verificaba su ganado. Después de terminar sus labores diarias se tomaba un descanso para ir a la CantinaSan Miguel. Bebía por un par de horas y regresaba a su casa en el Pueblo. Aunque a veces dormía en la HaciendaSanta Rita -su rancho-. El joven conoció a su objetivo desde el tercer día que visitó la Cantina. Aquel hombre era fácil de reconocer. Todo mundo le hablaba con el “Don” por delante, por su nombre y apellido. El señor era “Don Agapito Ramírez”. Cada vez que pisaba la cantina atraía un gran respeto de los clientes. Muy seguido disfrutaba bebidas de cortesía y siempre regresaba el gesto antes de irse. Esta situación representaba un escenario más difícil que el anterior. El cacique de Reynosa era odiado y temido mientras que Don Agapito era querido y respetado. En San Miguel había quienes incluso pelearían por él. Esta razón representaba un reto para el joven vaquero. *** El muchacho espió ...
... perfectamente a su objetivo. Consideró la opción de matarlo en una emboscada o esperarlo en cierto lugar para acabar con él. Lo pudo haber hecho desde el sexto o séptimo día de su llegada. Sin embargo, Luis de la Garza no era de esa calaña. Se encontraba de por medio el honor, el orgullo y la valentía. El joven notó algo extraño en su enemigo. A pesar de su imborrable sonrisa y cortesía para todos era un hombre solitario. En la cantina se sentaba solo. Minutos después varias personas se ofrecían a acompañarlo. Su mirada no era la de un malvado malhechor. Sus ojos reflejaban una profunda tristeza. Ciertamente Don Agapito intrigó al joven vengador. El pueblo estaba de fiesta. Los adornos luminosos brotaron por cada esquina. Era la navidad con su colorido sin igual. En las banquetas principales se encontraban mujeres vendiendo aguas de diferentes sabores. Había puestos y fondas que ofrecían comida típica. Sopes, pozole, tortas, tacos, entre más variedades gastronómicas. El ambiente estaba presente con música en las calles y juegos pirotécnicos. Los niños reían con sus amigos. Se vivía una hermosa atmosfera debido a la época más feliz del año. No obstante, un muchacho pensaba diferente. Su rostro contrastaba con el de la mayoría. Su semblante era serio, triste y amargado. El joven norteño no esbozaba una sonrisa desde su niñez. Gradualmente las calles se fueron vaciando. La gente retornó a sus hogares después de una agradable velada. En un par de horas el pueblo quedó desolado. ...