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La soledad de los llanos (Capitulo 6)
Fecha: 21/12/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Carlos Nagasaki, Fuente: CuentoRelatos
... La basura se paseaba entre las calles y era vestigio de la buena parranda. De un segundo a otro todo fue paz y tranquilidad en San Miguel. No se escuchaba ruido alguno. Solo se observaba un joven fumándose un cigarro al fondo de una cuadra obscura. Un joven sediento de venganza, con un encargo en la mente el cual estaba a punto de realizar. *** No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla. Por lo tanto, el tiempo de Don Agapito Ramírez había llegado. El viejo caminaba con rumbo a la cantina. Ese era el momento idóneo para atacar. Luis trató de ir tras él pero repentinamente observó a 4 hombres que salieron de la nada. Saludaron a Ramírez y le dieron la bienvenida. Esto se traducía en enormes problemas para el joven norteño. Pasaba un cuarto después de la media noche. Luis se desesperó un poco y consideró posponer su trabajo. Pero su sed de venganza lo impulsó a cumplir su cometido. Se encaprichó en terminar la tarea esa misma madrugada. Inesperadamente un niño caminó en frente del joven norteño.<<¿Qué hace un niño en la calle a estas horas?>> sopesó el vaquero. Lo etiquetó mentalmente como rebelde y problemático. Exactamente eso era lo que buscaba. -pssst.. eit.. ¡niño!- lo detuvo el vaquero. -¿mande?- contestó el infante. -¡ven para acá¡- -¿Qué sucede?- cuestionaba curioso el pequeño trasnochador. -¿te quieres ganar $5.00 pesos?- propuso Luis al menor. -sí, ¿dime cómo? -accedió el niño rebelde. -quiero que vayas a amarrar el caballo ...
... por la parte de atrás de la cantina ... ¿puedes?- -¡claro¡.... en el arbolito que esta atrás... ¿está bien?- expresó el crío. -ándale.. allí mero.... hazlo y aquí te espero para pagarte- El niño aceptó y amarró el caballo por la parte trasera de la cantinaSan Miguel. Minutos después volvió para que Luis cumpliera lo prometido. Enseguida le pagó y el niño se fue sin decir palabra alguna. Luis permaneció unos segundos quieto. Tomó aire y se tocó la cara con las dos manos en señal de duda, <<¡chingada madre[7]¡ ¿Qué tal si me mata?, este puede ser el último día de mi vida>> Se talló la frente un par de ocasiones. De repente, sin pensarlo ni un segundo más se decidió a entrar. Tiró el cigarro que aún conservaba en su boca y atravesó la solitaria calle para dirigirse a la cantina. El muchacho entró lentamente abriendo las pequeñas puertas. Se dirigió a la barra donde ya conocía al cantinero. El mariachi ofrecía las notas exactas de una canción muy conocida. Era coreada por la mayoría de los presentes. -Un 19 de marzo, presente lo tengo yo, el caballo de los pobres, en San Fernando corrió…- -¿Cómo estas muchacho, lo de siempre?- preguntó el cantinero mientras recibía al joven vaquero. -¡eso mero!… una cerveza-contestó el norteño. Recibió su bebida y se dio la vuelta recargándose en la barra. Inmediatamente dirigió su mirada hasta Don Agapito Ramírez. -Creibas[8] que no había de hallar, amor como el que perdí... mala haya quién dijo miedo si para morir ...