ORGIAS EN AFRICA CON MI AMIGA ANA - Relatos Eróticos

ORGIAS EN AFRICA CON MI AMIGA ANA

... se abalanzaron sobre nosotras para desvestirnos y lamer nuestros cuerpos con mucha torpeza y lujuria. Mientras ellos nos lamían, yo estaba buscando el rabo más grande que se adueñaría de mi trasero, pero la verdad que todos estaban buenos, tenían muy buen tamaño.
Empezamos a chupar pijas como locas mientras otro ya nos penetraba con violencia. Por mi parte, le tomé la mano al que me estaba clavando en 4 y se la llevé a mi culo para que jugara con él. Entonces él llamo a otros que por lo visto estaban esperando afuera de la carpa su turno; entraron 3 más porque ya no había más lugar y estábamos apretados. Sin mediar palabras, intercambiaron lugar con los que ya tenían lubricadas sus vergas con nuestra saliva y se acomodaron para perforar nuestros hoyos deseosos de pijas, más yo.
Ahí nos tuvieron mientras se iban deslechando en cada agujero y haciendo pasar otros para suplantarlos. Yo perdí la cuenta después del octavo macho que me clavo, no sé cuántos polvos me ligué esa noche, pero terminé totalmente rendida después de varios orgasmos.
Por la mañana siguiente me despierto antes que Ana, me pongo algo de ropa y me voy a darme una ducha. En el pequeño tramo que me toco caminar hasta el baño pude sentir las miradas de las mujeres y sus risas burlonas, habrán pensado que sus machos me destrozaron, sin conocer que esta hembra no se conforma fácilmente. Como el baño que utilizábamos era de una mujer que se iba a la plantación junto con los hombres, quedaba a disposición nuestra; ...

... y mientras me estaba secando escucho abrir la puerta, pero no reacciono a nada pensando que se trataba de Ana. Salgo del baño y me encuentro a un policía, hermoso semental gigante, musculoso, que me dice si yo era la culpable de la fiesta de anoche. Lo miro mostrando no entender a que se refería, y al ver mi cara simplemente baja su cierre del pantalón y saca su tremendo pedazo de carne. Este macho si marcaba diferencia, semejante rabo grueso y duro. Sin decirnos nada dejo caer mi toalla para que admire también mi cuerpo, sus manos soban mis pechos aun doloridos y las mías acarician su verga que se pone más dura. Me come la boca con un beso y me levanta para llevarme a la cama donde me empieza a chupar desde arriba hasta ponerse goloso con mi concha ya bien limpia. Sus manos acariciaban mis pechos y penetraban mi ano hasta que me sacó el primer orgasmo del momento. Luego me penetró en la posición que estábamos, pero luego de unos pocos movimientos le pedí que me dejara montarlo. Me subí sobre él, me clavé en la concha con unas estocadas más para lubricar bien su rabo y me lo dirigí a mi culo que ya lo estaba deseando. El primer envión llegó hasta la mitad, pero en el segundo no me detuve hasta hacerlo entrar a todo ese hermoso pedazo de carne. Cada vez con más ritmo me lo cogí hasta que sus huevos se descargaron haciéndome llegar nuevamente a mí también. Me quedé sobre él por un momento hasta que sentí que su verga perdía firmeza. Cuando me puse a su lado me dio un beso y me ...