Mi mayor fantasía
Fecha: 18/11/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Luis Bisexual 99, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Ambos sabemos el desenlace que tendrá esta escena. Si no es que se vuelve toda una obra de teatro,
Los únicos actores que necesitamos somos tú y yo, y la única utilería que requerimos es una cama resistente, unas cuerdas, y claro que 4 paredes para conservar el calor.
Comienzo acostándome boca arriba, con mis piernas y brazos extendidos, totalmente a tu merced. Noto toda la libido acumulada en ti, tus ojos lo transmiten.
Me quitas la camisa, y la tiras al suelo. Observas mi torso desnudo. Noto cómo lo miras. Pasas tus manos por sobre mi piel, y me enciendo ante el contacto. Tomo tu mano derecha y la beso un poco. Bajas el cierre de mi pantalón, y procedes a desnudar mis piernas. Acaricias el vello de mis piernas, más precisamente entre mis rodillas y mis tobillos. Siempre ha sido algo abundante, por lo que te da más curiosidad saber cómo se siente. Prosigues con tu masaje subiendo a lo largo de mis muslos, y cuando te aproximas a mi ropa interior te detienes.
Separas tu piel de la mía, y tomas con cuidado el elástico de mis bóxeres. Lo bajas lentamente, y yo levanto mi cintura un poco para que se te haga más fácil esta labor. Voy elevando mi cuerpo del nivel del colchón a medida que tú me desnudas completamente, y puedes ver todo de mí.
Puedes apreciar bien el vello de mis brazos y de mis piernas, la claridad de mi piel, sin embargo, te enfocas en mis genitales. Miras mi pene medianamente duro que reposa en mi vientre y abdomen bajo, aplastando un poco mi vello ...
... púbico, y también notas mis testículos relajados, que cuelgan ligeramente.
— Todavía no iniciamos y ya se te está endureciendo, eh. Tendré que ser algo más rudo contigo — dices mientras tomas las cuerdas de debajo de la cama.
Amarras una soga a cada pata de la cama, y el extremo de cada una lo atas a mis extremidades, de modo que quedo totalmente a tu merced. Notas mi respiración acelerada. No puedo contener la excitación.
Cuando aseguras que cada cuerda esté correctamente amarrada, ves que mi pene ya está completamente erecto. Actúas como si no te importara y comienzas a desnudarte lentamente. Me castigas así: dejándome verte, más no tocar tu cuerpo.
Una vez estás totalmente desnudo, tomas una cinta adhesiva, y sellas mi boca.
— No es necesario que hables. No por ahora. — aclaras, tomando un rol aún más dominante conmigo.
Te colocas arrodillado sobre la cama, en el espacio entre mis piernas abiertas. Te pones a gatas, y tu cara queda frente a mi palpitante y tieso miembro. Pasas tu lengua desde la base de mi pene hasta el glande ya expuesto. Notas como intento gemir, y te levantas de tu posición. Llegas hasta mi oído y susurras: “no gimas por ahora”.
Desciendes, y de nuevo pasas tu lengua a través de lo largo de mi pene, esta vez más rápido, y tomando mis testículos con tu mano derecha. Con tu mano izquierda retiras la cinta de mi boca, sin importarte si me lastima o no.
— Ensaliva mis dedos. — ordenas, a lo que yo no puedo evitar obedecer y, con toda la saliva que puedo ...