Mi mayor fantasía - Relatos Eróticos

Mi mayor fantasía

... cual sacas mi pene de tu cuerpo, destapas mis labios e introduces tu pito en mi boca mientras te masturbas.
Yo saco mi lengua y voy lamiendo tu pene con el fin de hacerte venir, y, efectivamente, funciona. Eyaculas 4 disparos de semen, los cuales alojo en mi boca, a excepción del último, que cae en mis labios y mi mejilla izquierda. Yo trago toda tu leche, y luego, tú con tus dedos tomas el semen de mi rostro y lo llevas a tu boca.
Después nos fundimos en un beso que firma el acto coital que estamos realizando, y que, asimismo, reafirma nuestro compromiso con el placer mutuo.
— Creo que ya no necesitamos esto. Eres un buen chico. — dices mientras desatas mis extremidades de la cama.
En el espacio que restaba en la cama, te recuestas boca arriba, en posición fetal, alzando tus piernas y dejando expuesto tu ano. 
— Ahora sí, fóllame, papi. — indicación a la cual yo me levanto y coloco tus piernas en mis hombros, de modo que mi pene quede en contacto con tu cavidad anal.
Empiezo a meter mi pene dentro de ti, a lo cual tú gimes bastante fuerte de nuevo. ...

... Inicio con un vaivén un poco rápido y algo fuerte, cosa que te hace gemir más.
— ¿Así te gusta, perrita? — digo acelerado y gimiendo, continuando con la penetración
— Sí, sí, mi amor. — respondes y yo continúo follándote
Te cargo un poco, a lo cual me inclino hacia atrás. Sigo elevando tu cuerpo, y, suspendido en el aire y pendiendo únicamente de mis brazos y de mi polla, te sigo reventando el culo.
— ¡Oh, se siente más profundo! ¡Sigue! — a lo cual continúo penetrándote, y gimes mucho más, evocando muchísimas sensaciones en mí: de poder, de excitación sexual, y de pasión.
Mientras te follo, comienzo a besarte y a acariciar todo tu cuerpo. 
— ¡Me voy a correr! — te informo, a lo cual te separas de mí, y arrodillado al pie de la cama, inicias una felación, con la cual provocas mi eyaculación, la cual consistió en 5 disparos, de los cuales pudiste tragar 2 y los otros 3 cayeron en tu cara.
Paso mi lengua por tu rostro, limpiando cada gota de semen que cayó en tu piel, y, de nuevo, comparto mi semilla contigo, en un profundo beso que culmina nuestro acto sexual.