1. Una para todos


    Fecha: 24/12/2017, Categorías: Sexo Virtual, Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    ... hacia adentro, nuevamente pensó que era un terrible error. Pero el calor que envolvía su verga lo impulso a ir hasta el fondo.
    
    —¡¿Me vas a desmadrar el culo o no?!
    
    —...
    
    —Usted dijo señor ladrón... que regresaría a partirme mi puto culo…
    
    Después de sacar su verga, las manos de don Antonio que apenas rozaban la piel de su hija, cobraron fuerza y después de pegar su verga contra el ano de su pequeña, la física se encargó de todo lo demás. La verga entraba poco a poco y podía oír los quejidos de Fernanda. Y verla morder las sábanas para soportar el dolor.
    
    —¡Ya no la saques que me duele mucho!
    
    Don Antonio escuchó todo lo contrario, y en cuanto sintió que su verga llegaba al tope y veía a su hija se retorciéndose se separó y volvió a tomar impulso. Esta vez fue una entrada brusca, seguida de un grito desgarrador de dolor. Y el choque de ese culo contra el alimento su deseo.
    
    —¡Puta madre cabrón! ¡Me duele…!
    
    Pero su papá seguía entendiendo mal, y salió y entro de su cola hasta tomar un solo y rápido ritmo. La manera en que le apretaba las nalgas no era normal. Ricardo nuca había sido tan brusco.
    
    —¡Eso… haaa… como puta… trátame como una puta perra!
    
    La voz de su hija solo hacía que Don Antonio se aferrara más y ya le jalaba los brazos para que ese culo rebotara con todas sus fuerzas. Y aunque ella estaba desecha de placer, algo raro empezaba a pasar por su mente. ¿Por qué Ricardo ya no dice nada? Y esas manos, no se sentían igual, estaban grandes ...
    ... y callosas. Y aunque trataba de voltear, la venda en sus ojos le impedía ver quién estaba detrás. Además esa verga era más grande y gruesa por mucho que la de su novio. Y sentía una panza sobre sus nalgas. Una sensación de miedo la invadió y trató de zafarse. Pero el pie de quien quiera que sea que le estuviera metiendo la verga en su cola le oprimió la cabeza. Eso la excito muchísimo y decidió que quien fuera el que estaba cogiendo con ella, lo disfrutaría.
    
    —¡¿Entonces te gusta que te traten como una puta?!
    
    La voz gruesa de su padre le heló la sangre, y se detuvo. Pero su padre no. El siguió penetrándola y tomando más fuerza. Con los dedos del pie le saco la venda de los ojos.
    
    —Si quieres ser una puta… serás mi puta.
    
    Su pie oprimió con más fuerza la cabeza de su hija y las embestidas fueron más y más intensas. Fernanda estaba sin habla. La cabeza le daba mil vueltas y se sentía mareada. Pero su padre la sacó del trance y la jalo para sentarla encima. Ahora ella daba pequeños brincos para que rebotar en la verga de su padre. Don Antonio disfrutaba de la vista, las nalgas de su hija están rebotando frente a él. La jalo hasta que pudo besar su cuello. Y lo más importante, susurrarle el oído.
    
    —¡Que rico culo tienes! ¡No me importa que seas mi hija, de ahora en adelante vas a ser mi putita!
    
    —¡¿Papá?!
    
    Don Antonio sabía que las palabras dulces no funcionaban con su pequeña, así que puso en práctica lo aprendido y algo que en circunstancias normales le ...
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