El error de mi mujer - Relatos Eróticos

El error de mi mujer

... esposa que visitaría a un amigo.  Asi que ya era hora irme, le dije a ella que le agradecía el café y que tenía que irme.  Ella me dijo que me invitaba mañana a cenar que prepararía un plato de su aldea, solo que no le contará a mi esposa, porque podría no gustarle que ella me invitara.  Yo acepté y le dije que estaría alli a esa misma hora.

Al siguiente día, salí con excusa de jugar poker con mis amigos, algo que hacía frecuentemente con ellos.  Me dirigí a la casa de Griselda, pase comprando una botella de vino y llegué.  Toqué y para mi sorpresa, ella estaba muy arreglada, tenía un vestido de una pieza, algo cortito.  La frescura de su juventud quedó en evidencia, yo me quedé prendado de su simpatía y belleza.  Luego de cenar muy delicioso, comenzamos una charla sobre lo de ella y su esposo, ella dijo que no sabía que había pasado con él, que habían unos parientes que viven en un Estado cercano que estaban averiguando.  Pasamos a sentarnos a un sofá viejo en una parte de la sala,   Saqué la botella de vino y la serví en dos vasos.  Ella me dijo que no bebía, pero por ser yo su primer invitado, tomaría un vaso.  Ya con un vaso de vino cada uno, me animé a tutearla y decirle que significaba mucho para mi la invitación, ella dijo que yo era la primera persona amable con ella desde hace mucho.  Nos acercamos mucho y yo le di un beso sorpresa en los labios, ella no se enojo, solo se ruborizó y me dijo, -Que hizo don Julio?-;  yo respondí, -solo le di un beso a un chica muy ...

... linda-;  ella dijo -es que yo..no..-,  yo no la dejé terminar,  -si, lo sé, estas casada, pero alguien tiene que atender tus necesidades de cariño, de amor.. y de sexo-.   Ella se me quedó viendo fijamente, -Si, don Julio, pero debemos prometer algo-;  su decisión me llamó la atención,  -sí, dime-  le contesté.    -cuando mi esposo aparezca, se acaba todo verdad, y no vale colgarse (enamorarse)- me dijo seria.

Apenas dijo eso, la jalé y la besé, ahora fue diferente ella correspondió.  Se notaba que ella tenía muchos meses sin hombre, pues besaba muy rico con lenguita y todo.  Le fui quitando su vestido y comencé a mamar sus lindas tetas, que no eran muy grandes, pero si paraditas, le puse hinchados sus pezones, mientras que una de mis manos acariciaba ya sus labios vaginales,  Griselda solo repetía -Don Julio, ay no don Julio..-, pero se dejaba hacer de todo.  Al rato me sumergí entre sus muslos y comencé a comerle la pepa, le pasaba la lengua por sus labios vaginales y luego mis labios apretaban su clitoris, ella se retorcía en el pequeño y viejo sofá.  Yo ya estaba empalado para ese momento, estaba muy excitado, me fui colocando encima de ella, que estaba con las piernas abiertas, coloqué mi verga en la entrada su vagina y la fui clavando lentamente.  Sentí el intenso calor del interior de su vagina, ella estaba muy caliente.  Emitió un grito y se puso  a gemir de gusto.  Yo la comencé a bombear hasta tenérsela toda dentro.   Puse sus piernas a mis costados levantadas, ...