BELLEZA EXOTICA
Fecha: 25/12/2017,
Categorías:
Jóvenes
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... piernas y se la apliqué en la concha, en el himen; luego coloqué el condón en mi miembro le levante las piernas y me coloqué sobre ella. Inicié un roce de mi pene contra la membrana que resguardaba la entrada de su vulva… noté que iniciaba un movimiento de caderas buscando lograr un contacto más intenso contra mi falo. Sentí mi glande en el umbral de su sexo, estaba en el canal, justo entre el clítoris y el ano. Sus manos acariciaban mis nalgas, de pronto me agarró atrayéndome hacia su cuerpo a la vez que impulsaba sus caderas contra mi pubis; la cabeza del pene atravesó el himen rasgándolo y avanzando hacia el interior de su vagina; la sentí gemir por primera vez.
Avancé dentro de su cuerpo lentamente hasta que nuestras pelvis se encontraron, dejé que su abertura fuera asimilando mi miembro; empecé a poseerla con ternura extrayéndoselo y metiéndoselo suavemente hasta que noté que movía sus caderas buscando una penetración más rápida y profunda, continuo agitando su cuerpo hasta llegar al desenfreno, mis testículos chocaban con sus glúteos empapados de flujos produciendo sonidos excitantes; Mariana, respiraba agitadamente quejándose, apretándome contra su cuerpo; buscó ansiosamente mi boca al sentir que la acometía otro potente orgasmo; esto me causó una inminente eyaculación ..entonces dejó escapar un gemido ronco, profundo. Retiré el miembro de su vulva y quedé desmadejado sobre la cama, Mariana se acurrucó bajo mi brazo quedándose placidamente dormida.
Esa noche la ...
... llevé al cine, luego a cenar; aun no había salido una sola palabra de su boca; ella caminaba a mi lado agarrada de mi cintura, las personas que pasaban a nuestro lado quizás pensaban que era mi hija, yo por mi parte sentía cierta vergüenza. Llegamos al hotel y antes de cerrar la puerta ya me estaba besando. Apresuradamente se despojó de su ropa y mirándome sumisamente se tendió en el lecho. Me fui desnudando lentamente, disfrutando la visión que tenía delante, aquel cuerpo virginal, ardiente, que se entregaba sin condiciones, que me provocaba sensaciones que creía desaparecidas, que me templaba el miembro hasta más no poder. Me coloqué un condón bañado en espermicida. Le indiqué que se pusiera de pie, me recliné en la cama con mi espalda apoyada en la pared; extendí los brazos y ella vino a mí; se colocó a horcajadas sobre mí pelvis, mi pene sobresalía delante de su pubis sin vellos, sentí como me mojaba con los flujos de su concha; tomé sus senos acariciándolos; Mariana empezó un movimiento sensual restregando su clítoris contra la cabeza del pene; yo sentía los pliegues de los labios vaginales rozando mi tronco, vi bajar su mano para colocarlo en la entrada de su gruta; se dejó caer, la penetración fue instantánea, se lo incrustó hasta los huevos; su sexo lubricaba de una manera increíble, otra vez, suspiró y gimió. Se quedo inmóvil, sus senos subían y bajaban rítmicamente al compás de su respiración, los ojos cerrados, la boca entreabierta, saboreando el pene que estaba ...