Dulce y amarga amistad (13 y último)
Fecha: 26/12/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... sin meterme la mano.
-Vamos a hacer una cosa, verás. -Se quitó la sudadera y la puso sobre la cintura tapando la parte media del cuerpo.
-Mete la cabeza debajo, nadie te verá, podrás chuparla, ¿quieres?. -Que niño era a veces y no podía decir que no a una voz tan dulce suplicando, y claro que yo lo estaba deseando, me moría por chupársela aunque me daba algo de miedo que nos sorprendieran, y me tenía encendido pasando la mano por mi polla. Y además Álvaro era mi novio, no hacíamos mal a nadie, bueno, salvo chuparle la verga en la calle, pero pensar que era a mi novio me dio mas confianza.
-Vale, tu vigilas si se acerca alguien para darme tiempo a salir. -Metí la cabeza bajo la sudadera, no me cubría del todo, le bajé la bragueta y el botón de la cintura.
-Sube un poco el culo. -Necesitaba bajarle el slip para poder sacarle la verga y los huevos. Me mareo el perfume varonil que desprendía y la boca se me hizo agua, la acaricié y la retuve apoyada contra mi cara, qué suave era su piel, que caliente estaba, viva y palpitando contra mi mejilla, con el agujero de la uretra en mi nariz para empaparme de su olor, así quería permanecer y dormirme sobre esa almohada de carne viva. Le pasaba la mano por los testículos mientras la besaba una y otra vez sin cansarme.
-La tienes muy grande Álvaro, está tremenda.
-Chúpala porfa, porfa, me va a dar algo si no me corro. -No quería que aquello terminara pero tenía razón, comencé a comérmela despacio, tragándola poco a poco, ...
... haciendo lo imposible para contenerla toda, no había olvidado mis practicas y pronto tuve los labios besando su pubis, aguantando toda aquella carne en la boca y la garganta, cuando sintió que la tenía entera dentro de mi, me follaba con pequeños movimientos de cadera, luego yo la sacaba para respirar y nuevamente a meterla entera y repetir, fueron tres veces las metidas profundas y comenzó a gemir, a apretar y poner tenso el abdomen y las piernas, la eyaculación era inminente, le dejé disfrutar hasta el último instante el calor de mi garganta, y en el momento de vaciarse la saqué dejando el glande en la boca, se la masturbé con fuerza y el volcán que tenía dentro le desbordó.
No sabía que un hombre pudiera echar tanta leche, tragaba sin cesar para que no se ensuciara, pero el semen que se me escapaba escurría hasta los pelos del pubis y los huevos. Seguía con ella en la boca para que se vaciara del todo y se quedara floja, lamí todo lo que había tirado, los pelos y los testículos y volví a dejar mi cara sobre la verga, como me gustaba sentirla y saber que ya era mía.
Me destapó la cabeza y se arreglo la ropa.
-Te vas a quedar dormido abrazado a ella, gracias mi amor, lo necesitaba tanto. Te amo Jesús mío, eres un cielo, mi cielo.
-Me ha gustado y lo he pasado bien, no me des las gracias.
-Ahora te toca a ti gozarla. -A mi ya se me había bajado y no lo necesitaba como él.
-Es igual, déjalo ya estar.
-Ni hablar, no. Sácate la polla. -Su sudadera valía para ...